Una hermenéutica desde la perspectiva pastoral
Teología e Historia, Volumen 3 y 4, Año 2005, pp. 9-35 ISSN 1667-3735
Índice
- Una hermenéutica desde la perspectiva pastoral
- Introducción
- Los Colportores de la Biblia
- Los primeros misioneros
- Comienzo y desarrollo de la IEMB (1906)
- El aspecto educativo
- El aspecto de la salud
- La evangelización entre los indígenas
- La autonomía de la IEMB (1969) en adelante
- La insurgencia del pueblo aymará: fuera y dentro la IEMB
- La organización de la IEMB
- Conclusión
- Bibliografía
Introducción
La Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia (IEMB)1, con la gracia y la bendición de Dios, celebra el primer centenario de su fundación. La IEMB fue fundada por el misionero metodista Francis Harrington, en 1906. Y justamente en 2006 cumple los 100 años en la proclamación del evangelio. A lo largo de estos 100 años la iglesia dentro la sociedad boliviana ha mostrado permanentemente su compromiso a favor de los sectores más marginados.
Estos 100 años de presencia metodista en Bolivia nos permiten recordar algunos “momentos históricos” vividos a través del proceso mismo de la IEMB. Estos momentos están marcados según cómo se fueron presentando las circunstancias. En primera instancia, se produjo la incursión del protestantismo en Bolivia. En un segundo momento se registra la llegada de los misioneros estadounidenses y finalmente la IEMB logra conseguir la autonomía.
Los Colportores de la Biblia
Entre los años 1877-1898 llegó al país la primera expresión evangélica por medio de los colportores como Panzotti, Milne, Henricksen, entre
otros, que llegaron al país procedentes de Salta, Argentina. La obra iniciada por los colportores había provocado hostilidad y persecución. Pero, sin duda, el trabajo de ellos dejó una puerta abierta para que en el país, posteriormente se fundaran las congregaciones evangélicas.
En 1890 llegó a La Paz, Juan F. Thompson más conocido como “el Apóstol de Plata”. El fue uno de los que inicié) la predicación del evangelio al estilo metodista. Pero lamentablemente Thompson tuvo que retirarse del país, por recibir constantes amenazas en contra de su vida y de su trabajo.
Posteriormente llega al país Cari G. Beutelspacher de origen alemán. El llegó al país un 20 de abril de 1901 y se quedó hasta 1904, durante este periodo la tarca pastoral fue asumida con mucha fuerza. Una vez llegado a La Paz, a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, inició su ministerio vendiendo y repartiendo biblias. Su primera reunión religiosa la realizó con los miembros de su familia, y cinco adultos más.
Sobre el trabajo de Beutelspacher rápidamente se anoticiaron los sacerdotes católicos, por tanto, ellos no tardaron en atacar a Beutelspacher denunciándolo en rodas las iglesias. Ante este ataque, él solicitó al gobierno una licencia oficial de colportor. Teniendo el permiso del Presidente, Beutelspacher comenzó a salir fuera de la ciudad de La Paz, unas veces a caballo y otras veces a pie.
“Beutelspacher viajó más de doscientos millas, a lomo y a pie, visitó cerca de cincuenta poblaciones desde Oruro, La Paz, y hasta llegar a Cuzco-Perú.’’2 En estos viajes muchas veces pasó la noche al aire libre. El colportor llevaba una vida en permanente peligro. El ataque sino era en el camino era en el lugar donde se reunían, y a “consecuencia de constantes problemas, Beutelspacher se vio obligado a dejar el lugar de reuniones”3. Así consiguieron que Beutelspacher produjera la supresión momentánea de las actividades protestantes en la ciudad de La Paz y sus alrededores.
Lo que más vulneró al cuerpo de sacerdotes católicos fue la conversión del sacerdote Eloy Rodríguez a las filas del protestantismo. “Rodríguez había notificado esta decisión públicamente a las autoridades del clero católico, señalando que: había encontrado la salvación y se sometía a Cristo como la única verdadera y cabeza de la Iglesia. Y se bautizó públicamente por inmersión el 3 de mayo de 1903.”4 Esta decisión causó una conmoción interna dentro los líderes católicos.
No obstante, la decisión de Rodríguez no duró mucho tiempo y, cuando menos esperaba Bcutelspacher, Rodríguez se retractó y anunció nuevamente el retorno a la Iglesia Católica el mismo año. Con el retorno de él se fortaleció más la furia de los católicos, y no tardaron en atacar nuevamente a Beutelspacher. Entonces, “el obispo de La Paz demandó a la Policía y el Prefecto publicó una orden de clausura de las reuniones metodistas y bautistas, y no conforme con éstas decisiones tomadas, acto seguido declararon también, la expulsión del país”5
La labor realizada por los colportores en Bolivia, en términos de misión, implicó una apertura al diálogo y a la reflexión del evangelio desde la fe y desde la vivencia cotidiana. Así lo entendieron los colportores y se sintieron desafiados a proclamar el evangelio obedeciendo al mandato recibido por el mismo Jesús en la última gran comisión6, este mandato para ellos, al igual que para nosotros, significa la universalización del discipulado, afirmando un modelo de vida inclusivo y no excluyente. “Haced discípulos de todas las naciones”, Bolivia era parte de esta estrategia misionera, en la proclamación y enseñanza del reino de Dios, de un reino universal sin exclusiones.
El trabajo de los primeros colportores fue bastante arriesgado. Ellos no medían las consecuencias de lo que les pasaría, y más aún, en un país que no era muy conocido para ellos. Pero sí estamos seguros de que, en todo el trayecto de estos misioneros, el espíritu de Dios los estaba guiando y cuidando. De esta forma, la espiritualidad se movía en cada acción que realizaban los colportores, la manifestación de Dios se contemplaba en la respuesta recibida. En otras palabras, diríamos que los colportores de la Biblia fueron los que prepararon el camino para la llegada de las denominaciones evangélicas al país. No solamente en Bolivia sino también en otros países de nuestro continente.
Bastían, al referirse a las denominaciones protestantes, señala que:
“Fueron importadas desde la Colonia hasta nuestros días: por extranjeros comerciantes, marineros, colonizadores y misioneros que provenían de los países donde el protestantismo había conformado una civilización cuyas raíces económicas, políticas y eticas se implantaron poco a poco en America Latina”7.
Los misioneros extranjeros que llegaron a America Latina fueron preferentemente pastores, médicos, maestros, enfermeros, etc. Pero el protestantismo en América Latina no solo fue difundido por los extranjeros de origen europeo y norteamericano sino también por los propios latinoamericanos.
Los primeros misioneros
En segunda instancia, llegaron los misioneros especialmente procedentes de los Estados Unidos. En este periodo, es cuando se oficializa la inauguración de la IEMB en 1906, a la cabeza del misionero estadounidense Francis Harrington, quien dio inicio la obra metodista en ese mismo año. En 1906 en Bolivia se declaraba oficialmente la libertad de cultos; antes a esta fecha, las leyes prohibían la propagación del evangelio y las estructuras sociales no permitían otra religión que no lucra la católica romana.
Francis Harrington llegó a Bolivia con dos propósitos: la educación y la evangelización. Este periodo tiene que ver exclusivamente con el desarrollo mismo de los Colegios Institutos Americanos, de La Paz (1907) y posteriormente de Cochabamba (1912). Años más tarde también se construyeron un centro hospitalario, primeramente en la ciudad de La Paz —área urbana— y en Ancoraimes —área rural—; a la par de estos centros hospitalarios, también se construyeron “postas sanitarias” en las comunidades rurales.
La evangelización lentamente avanzaba a otros lugares. En Oruro como en varias otras, la aceptación de la Biblia fue aumentando gradualmente. El mensaje de Jesucristo se había hecho eco en muchos sectores. Este crecimiento gradual no gustó para nada dentro el círculo católico. Y comenzaron a bloquear la tarea misionera de los protestantes. Esta fue una de las primeras diferencias o asperezas que surgieron entre protestantes y católicos en el país.
La prohibición no sólo fue desde la oposición de la cúpula católica, sino también, era reforzada por el Código Penal Nacional. En ella había una sección titulada Crímenes contra la religión del Estado. Este código establecía lo siguiente: todo aquél que conspire directamente para establecer en Bolivia, o ser causa de que la república cese de profesar la religión Católica Apostólica Romana, será traidor y sufrirá la pena de muerte8.
Penas severas como estas estaban ya establecidas para quienes blasfemaban contra Dios y para quienes cometían actos de desacato. Estos enunciados fueron un instrumento que estaba al alcance de las leyes legales en vigencia. Esta situación hacía que se suprimiera al mínimo toda actividad misionera protestante. En medio de tantas dificultades por fin llegaba el momento que tanto habían anhelado. En 1905 “el Congreso Nacional, a pedido de muchas peticiones procedentes desde todas partes del país, decidió enmendar la Constitución Política de Bolivia”9 permitiendo la expresión libre del culto protestante en el país.
Un año después, el 20 de agosto de 1906, el Congreso Nacional enmendó oficialmente a la Constitución lo que se había propuesto. El artículo revisado fue proclamado por el Presidente de la República de Bolivia, cl Dr. Ismael Montes. La enmienda de la primera parte del Artículo Nº 3 de la ley 1.615 señalaba lo siguiente: “El Estado reconoce y sostiene la religión Católica Apostólica y Romana, pero garantiza también el ejercicio de todo otro culto”10 Un año más tarde, el Congreso también revocó la parte referida a las ofensas contra la religión del Estado del Código Criminal, que hasta entonces había estado vigente.
En Bolivia, esta modificación a la Constitución Política del Estado fue alentadora para las denominaciones protestantes, entre ellos estaban los metodistas. Porque les permitió abrir espacios dentro de la sociedad en un periodo donde la corriente de corte liberal comenzaba a gestarse paulatinamente en el país. Así el movimiento liberal jugó un papel muy particular en la sociedad boliviana.
En este periodo debemos rescatar el valor y la firmeza de hombres y mujeres que han sabido proclamar el evangelio, aún en riesgo de sus propias vidas, me refiero a los primeros colportores de la Biblia, y algunos misioneros valientes y decididos que acompañaron en la proclamación del evangelio. Estos pasos dados por ellos han sido las primeras semillas de la palabra de Dios en Bolivia.
Comienzo y desarrollo de la IEMB (1906)
El proyecto misionero metodista en primera instancia fue monitoreado desde los Estados Unidos. Esto hizo que la iglesia se constituyera en los primeros años a partir de factores exógenos, en los cuales la misión de la iglesia, su organización y su administración fueron definidas fundamentalmente desde afuera del país. Se tomaban en cuenta las condiciones locales pero no contaban con un referente nacional propio y significativo.
La expansión del metodismo en Bolivia fue parte del proyecto histórico liberal. Es decir: incorporar la sociedad tradicional a la sociedad moderna. El proyecto liberal estuvo dentro el marco ideológico del liberalismo burgués. En este sentido, “en muchos casos, los colegios y hospitales metodistas recibían mucha más ayuda financiera y de personal que la propia obra congregacional de la iglesia”11
Como ya señalamos más arriba, llegó al país oficialmente comisionado desde Norteamérica el misionero metodista Doctor en Derecho y pastor Francis M. Harrington12 acompañado de su señora esposa Mary S. Harrington. Una vez llegado al país, no perdió tiempo y aproveche) la nueva situación abierta para hacer realidad el propósito encomendado. Por esta razón y en reconocimiento al trabajo, esfuerzo, ganas y fuerza de voluntad puesta al servicio, se atribuyó a Harrington la condición de fundador de la Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia.
Los primeros años, la iglesia (urbana) funcionaba de modo bilingüe, inglés y español, posteriormente se incorporó en el idioma aymará. Este última estaba dirigido por Eloy Rodríguez13. El trabajo de la evangelización entre los indígenas había sido encomendado a Eloy Rodríguez, por tener el conocimiento del idioma. De esta manera, Harrington en los primeros años pudo acercarse a los indígenas.
Sin embargo, debemos reconocer que, lamentablemente, la evangelización en las primeras décadas fue desarrollada en forma parcial por parte de los misioneros debido a que se dio mayor énfasis a la educación de la gente de ciase media. Aunque ellos si teman la preocupación de como integrar a los sectores populares a las nuevos cambios. “Esto implicaba para ellos, una búsqueda y ampliación de la educación y la alfabetización hacia sectores nuevos que deseaban incorporar a la cultura moderna.”14 De esta manera nos percatamos de que lo más importante para los misioneros fue la educación. Esta fue la razón por la cual la evangelización pasó desapercibida, especialmente para la mayoría de la gente indígena.
Desde 1928 en adelante, el aumento de líderes metodistas nacionales y en particular de los líderes aymaras permitió el surgimiento de congregaciones indígenas, es decir, el establecimiento de las iglesias locales en diferentes comunidades rurales. Durante este periodo también se construyeron varias escuelas en diferentes comunidades indígenas apoyadas por la iglesia, como respuesta ante la opresión y el abandono por parte del gobierno nacional.
Otra etapa importante dentro la 1EMB fue la fundación del “Seminario Wesley” en Montero, Santa Cruz, en 1959. Dentro la historia de la IEMB, el Seminario Wesley fue la única instancia de formación teológica que se brindó a sus estudiantes. Este fue un espacio de reflexión y búsqueda de una alternativa nacional de educación teológica. Entre los años 1960 a 1970 aproximadamente se graduaron unos 26 pastores habiendo cumplido tres años de estudio y un año de práctica.
De esta manera, hemos podido describir a grandes rasgos el proceso histórico de la IEMB. Por lo descrito hasta acá, se puede evidenciar que todo actividad de la iglesia estaba sujeta a las decisiones de los misioneros. A pesar de que los indígenas conformaban más de la mitad de la membresía, no tuvieron el papel preponderante en los planes de evangelización de la misión. El rol protagónico del liderazgo indígena aparece después de la autonomía de la IEMB.
El aspecto educativo
En el aspecto educativo, desde un principio los esfuerzos de la misión fueron directamente orientados hacia los Institutos de La Paz (1906) y posteriormente en Cochabamba (1912). Harrington fue la pieza fundamental y clave de la misión metodista en el vínculo con el Estado boliviano para que se abriera la obra educativa. A la iniciativa de los metodistas, el Estado boliviano mostró una buena predisposición; este acercamiento hizo que se sellara un pacto entre la Misión Metodista y el Ministerio de Educación, pensando en una formación intelectual de las elites de Bolivia. Este pacto permitió las aperturas de los Institutos Americanos, tanto de La Paz y Cochabamba, como el diseño del programa educativo para chicos de clase media alta.
A través de los Institutos Americanos se buscaba formar a la niñez y la juventud con capacidad de razonar, esto implicaba el discernimiento de la realidad desde uno mismo. Pero Harrington no pudo ver los resultados de este proyecto, debido a que se agravó más su enfermedad (la ya mencionada tuberculosis) llegando a morir en la tierra boliviana. Ante este suceso, “la Misión en Bolivia perdió al único hombre de un gran sueño para la educación y la evangelización”15.
Actualmente, en el interior del Instituto Americano de La Paz está inscrito el pensamiento de Harrington que dice: “La fe que pongo en esta obra permanecerá para siempre”, de igual manera, en el jardín del colegio, está la estatua erigida en memoria de Harrington. El logotipo de los Institutos Americanos lleva grabadas las consignas de “Mente, Alma y Cuerpo”.
El propósito de la educación metodista fue un aporte fundamental en Bolivia. Precisamente, aquellos que se formaron en estos centros educativos fueron los gestores de un nuevo movimiento y de pensamiento intelectual. Producto de ello fue que a partir de 1952 en adelante aparecieron en Bolivia líderes innovadores que llegaron a ocupar cargos importantes en el país. Creo que en este sentido se puede decir que la IEMB a través de la educación contribuyó de manera significativa a la sociedad.
Pero estos Institutos, a pesar de ser de los mejores establecimientos, tuvieron que enfrentar serios problemas en el área administrativa. Esto último tiene que ver con equivocaciones en varios aspectos. Primero, la oficina de la Junta estaba muy distante de la escena boliviana. Segundo, la supervisión episcopal era a control remoto, porque los obispos apenas podían llegar a Bolivia una vez al año y por unos días. Estos puntos débiles fueron los que no permitieron el normal desarrollo de la misión como se esperaba.
Esta actitud poco comprometida con la misión, por parte de los Ejecutivos de la Misión, hace sospechar que en realidad, los que controlaban el desarrollo del proyecto educativo y las políticas de los Institutos fueron los propios misioneros que estaban trabajando en los Institutos de La Paz y de Cochabamba. El poco conocimiento o nada sobre la administración educativa de ellos hizo que la imagen de los institutos se deteriorara, por sus propias fallas de los misioneros. Cooplestone señalaba que “los misioneros muchas veces incurrían en aventuras misioneras no educativas y otras dando recursos para nuevos comienzos y a veces determinando el marco de referencia para el éxito o el fracaso de los misioneros en el aspecto individual”16.
En una de las visitas, que había hecho el Obispo William E Oldham, superintendente para América del Sur, tuvo que ver con esta situación. La visita de Oldham en 1916 estuvo directamente relacionada con la obra metodista, pero también, con la organización de la primera Conferencia
Misionera Boliviana. Oldham sostuvo varias reuniones, una de ellas con el profesor Archibald Baker —misionero Bautista Canadiense y docente del Instituto Americano— quien, a pesar de ser amigo de la institución, no dudó en señalar las fallas ocasionadas por los metodistas. El dijo al obispo Oldham lo que veía y lo que percibía, entonces, Baker lo expresó de esta manera:
La relación entre el Instituto y el gobierno había sido más que un matrimonio por conveniencia. En una palabra, toda la institución llegó a ser exótica (rara) y ha fracasado en ubicarse en línea armoniosa con las condiciones circundantes. Bolivia no puede, ni nunca llegará a ser otro estado de la unión, naturalmente desea desarrollar su futuro de acuerdo a sus propios ideales.17
Posteriormente Oldham se entrevistó con el Sr. Presidente de la República, el Dr. Ismael Montes. Este encuentro sirvió para tratar exclusivamente el tema del “subsidio”. En dicha reunión el Sr. Presidente hizo conocer a Oldham la ratificación sobre la cancelación de los contratos entre el gobierno y los Institutos. Después de escuchar la decisión del presidente, Oldham debe de haberse sentido desilusionado al no poder hacer nada en favor de los Institutos.
Tras haber sufrido este traspié, la misión tuvo que ajustar los propósitos y los alcances de la educación. En principio, los fondos para el mantenimiento de los colegios no estaban previstos en el presupuesto anual de la Misión. Sólo se dieron cuenta “cuando fracasaron los subsidios del gobierno”. Debido a esta situación, la Junta asumió la plena responsabilidad de financiar a los Institutos y, a partir de 1918 en adelante, los Institutos contaron con el presupuesto anual de la Junta Misionera.
En cuanto a la integración de los estudiantes, si bien los Institutos mantenían de alguna manera un nivel de clase media entre sus estudiantes, también aprendieron a recibir en su seno a estudiantes procedentes el el área rural pero en menor proporción. En ambos Institutos no se excluyó la admisión de los estudiantes indígenas. El estilo de vida fue distintivamente de clase alta y la expectativa era que todos los estudiantes se hicieran de esa manera cualquiera fuera la categoría de sus padres. En este ritmo de vida los estudiantes de la clase baja en el Instituto de La Paz ocultaban la humilde identidad social de sus padres cuando ellos venían a visitarles.
En el área rural, la IEMB fue uno de los principales impulsores para la creación de las escuelas indígenas en una época donde era prohibido leer y escribir para esta gente. Los misioneros indígenas como Mariano Molina, Crisóstomo Quinta, Víctor Duran, Félix Chirinos, entre otros, fueron los defensores de la sana enseñanza de la educación. Estos hombres, aun en riesgo de sus propias vidas, lucharon hasta las últimas consecuencias para el establecimiento de las escuelas entre los indígenas.
Actualmente el Servicio Educativo Metodista (SEM) está dirigido por un Directorio Nacional que es el directo responsable de ejecutar las determinaciones pertinentes; al mismo tiempo supervisan la planificación, seguimiento y evaluación de todas las instituciones educativas con las que cuenta la IEMB.
El aspecto de la salud
La salud es otro de los pilares fundamentales dentro la estructura de la IEMB. Esta área tiene que ver mucho la figura de Franz S. Beck. El, antes de ser médico, ya había desempeñando sus funciones como docente en Bolivia y Argentina18. A la vuelta de la Argentina fue designado como director en el Instituto de La Paz. Durante el tiempo que estuvo en esa ciudad llegó a interesarse en el campo de la medicina. El deseo más anhelado del Dr. Beck y su familia19 siempre había sido el de trabajar entre la gente indígena, porque él consideraba a este grupo social como el más vulnerable ante diversas enfermedades. Beck había conseguido un respaldo especial por parte del gobierno boliviano, para comenzar sus estudios en medicina como estudiante boliviano.
Una vez terminados sus estudios en los Estados Unidos, Beck regresó al país como médico y fue nombrado por la Misión como directo respon’ sable del área de la salud. Su misión no sólo fue supervisar el área y dirigir el hospital de La Paz sino también capacitar a quienes habrían de cooperar en este trabajo para cubrir en lo posible todas las áreas, especialmente en la región del Altiplano. Como médico trabajó sin pérdida de tiempo. Por eso mismo, los resultados del trabajo de Beck entre esta gente fue verdaderamente muy significativo.
Para corroborar esta actitud de servicio y de sanidad veremos la siguiente ejemplificación. “En muchas oportunidades, los aymaras cuando se anoticiaban de que el Dr. Beck debía pasar por el camino de sus ranchos, esta gente salía al camino para esperarlo con sus enfermos, para solicitar su atención. Además otros viajaban grandes distancias, llevando a sus enfermos a lomo de burro o cualquier otro medio, hasta llegar a alguna posta sanitaria de la misión, con la esperanza de el doctor pudiera pro digarles atención médica durante sus permanencias limitadas.”20
La evangelización entre los indígenas
Desde el primer momento, la misión no mostró signos de interés en relación al trabajo con los indígenas; es más: “la Junta de Misiones Extranjeras no tenía planes para alcanzar a estas comunidades, ni en Bolivia ni en ningún otro lugar de América del Sur”21. Por eso, el avance de la evangelización fue mínimo, especialmente en las primeras tres décadas. La evangelización entre los aymaras no fue fácil, pese al esfuerzo de pastores bilingües como Merubia, Rodríguez, Torregrosa, entre otros.
El esfuerzo de ellos no fue suficiente como para abarcar todas las necesidades debido a muchos factores. Uno de ellos fue que imposibilitaba estas acciones por falta de una comunicación fluida, respeto y aceptación. Cuando llegó el obispo Oldham en 1916 a Bolivia sólo se pudo evidenciar la escuela nocturna aymará, que funcionaba en La Paz, este se podía decir que fue el único proyecto indígena de los metodistas hasta esc momento. Posteriormente, se abarcaron otras regiones con este proyecto.
La dejadez de parte de los misioneros en Bolivia -—de trabajar de cerca con los indígenas aymaras, quechuas, etc.— hizo que reaccionara con alguna indignación al misionero James H. Wenberg: en aquella ocasión él estaba trabajando en el norte argentino (Tucumán) desempeñando una misión pastoral.
Wenberg22, sin dudar de su vocación de trabajar entre los indígenas, se brindó ante la Junta de Misiones para hacerse cargo de este proyecto en Bolivia. En una de las cartas que el mandó a la oficina de la junta en Nueva York decía lo siguiente: “Es increíble que la Iglesia Metodista Episcopal aún no haya hecho nada por los aborígenes que son millones, es tiempo que las Sociedades Misioneras pongan atención hacia los pobres marginados”23. En ella Wenberg explicaba sobre las necesidades sociales y espirituales de los indígenas de America del Sur.
La solicitud hecha por Wenberg fue aceptada por la Junta, pero cuando él se constituyó entre ellos (en Bolivia) el trabajo que emprendió no fue tan fácil como él esperaba. Porque se encontró con una serie de dificultades especialmente personales, esta situación lógicamente impidió el normal desarrollo de lo que Wenberg quería hacer. Finalmente tuvo que retirarse del país, debido varios factores que le impedían trabajar normalmente.
Otro hecho importante entre los indígenas, fue el aporte pastoral de la Sra. Virginia Whitehead. Ella, que no sabía hablar el idioma aymará, supo adaptarse a las necesidades de ellos. A pesar de los constantes peligros e intimidaciones ocurridos en diferentes lugares24 Al margen de estos hechos, había gente que llegaba hasta el lugar donde vivía la Sra. Whitehead para solicitarle que fuera donde estaban ellos para comenzar la escuela y compartir el evangelio.
La Sra. Whitehead, en retribución a esta confianza, “escaló montañas y caminó por senderos pedregosos, para llevar el mensaje de Jesucristo”25. De esta manera, la ciudad de La Paz se había convertido en el centro de operación para avanzar con la evangelización en las pequeñas comunidades rurales. Esta experiencia de vida cristiana fue tomando cuerpo con más fuerza en el área rural, cosa que antes era difícil, estar cerca de ellos Los pastores que ayudaron en la tarea ele proclamar el evangelio fueron varios.
Pero los que continuaron el camino de la evangelización entre su gente fueron los “misioneros indígenas nativos” que comenzaron con este trabajo, ellos pasaron por la prueba de fuego: Crisóstomo Quinta, Mariano Molina, Cleto Zambrana, Ensebio Mague, entre otros, fueron los primeros embajadores de Dios en el altiplano boliviano de llevar las “Buenas Nuevas del evangelio”. De esta manera, se expandió la misión de la IEMB enfatizando la Kerigma, Koinoía, Diaconía, en la cual las salas de reuniones se convirtieron en verdaderos espacios de enseñanzas de familias enteras.
La Conferencia Misionera de Bolivia, celebrada en el mes de diciembre de 1926 presidida por el obispo George A. Miller, adoptó la estrategia de trabajo entre los indígenas en base a cinco puntos; los objetivos de estos cinco puntos constituyeron el “timón” de la misión de la iglesia:
- Desarrollar en las vecindades de La Par, y alcanzar nuevos territorios en las cercanías del Lago Titicaca ministrando entre los aymarás.
- Enfatizar el evangelismo, la educación, la recreación y el servicio médico.
- Levantar en La Paz un edificio con el objetivo de capacitar a jóvenes indígenas de la región como pastores-maestros para la misión entre los indígenas.
- Construir en Los Andes una capilla para la principal congregación indígena; además construir uno Clínica y dispensario con algunos cuartos para la vivienda, de los funcionarios y una escuela central y su dirección, con extensiones en otras secciones indígenas.
- Los presupuestos debían ser adecuados y permitir un gradual y constante crecimiento del trabajo indígena; además deberían promoverse donaciones especiales en los Estados Unidos para propósitos de edificación.
Los hechos positivos de los misioneros extranjeros, y especialmente de los indígenas, permitió que a partir de 1929 se comenzaran a edificar los primeros templos protestantes aymarás en distintas comunidades. De la misma manera, se incentivó la formación y capacitación de hombres y mujeres, para que después lideraran a su pueblo. En este aspecto, no faltaron jóvenes indígenas con capacidad de leer, escribir y de hablar con alguna dificultad el español, que esperaban con ansias y ganas, recibir una capacitación académica para luego poder dirigir a su propia gente, bien como profesores o predicadores.
Justamente el valor y la capacidad de estos hombres y mujeres fueron un aporte fundamental para la iglesia y la comunidad. Por eso, con el pasar del tiempo se ha visto que gracias a los empujes constantes de maestros y predicadores indígenas, han ido cambiando muchas cosas y cada vez fueron aumentando estos líderes, poco a poco, en distintas regiones del país. Este proceso de podía notar a través de los cambios positivos dentro y fuera de sus comunidades rurales. Y, por ende, este proceso tuvo y tiene hasta el día de hoy, incidencias directas en la sociedad. De esta manera, la misión de la Iglesia respondió a necesidades concretas y el trabajo pastoral fue en aumento.
Este hecho significativo en el área rural ha permitido que la Conferencia Misionera diseñara metas y avances para el cuadrienio 1949 1952. Los puntos específicos estaban basados principalmente en escribir y publicar sobre todo cuanto podía hacerse en la iglesia. Para ello se buscaba tener actividades reflexivas permanentes buscando, no una identidad sino los rasgos de trabajo conjunto con el pueblo, dispuestos a seguir los pasos de Jesús. Con este fin la iglesia se desafió con cinco puntos esenciales, para encarar la misión y evangelización entre las comunidades indígenas:
Primero: Hablar de nuestra je y, para esto, se debe distribuir una cadena de literatura que hable de Dios, Cristo y Espíritu Santo, del pecado, del Amor de Dios, entre otros; Cada iglesia local deberá tener estos materiales disponibles para sus miembros.
Segundo: lo que la iglesia debe hacer es realizar campañas de avivamiento con énfasis metodista de una experiencia íntima y personal en el encuentro con Dios; Además se debe dar mayor énfasis a la evangelización por radio y con la proclamación al aire libre, en lo posible con equipos de proyección de videos y otros.
Tercero: para los obreros al ministerio pastoral, se deben reclutar personas que dediquen todo su tiempo a la Iglesia, para ello, se debe promover entre los Jóvenes.
Cuarto: se debe preparar material propio para los estudios bíblicos.
Quinto: se deberá efectuar un trabajo de acción social a través de cursos, seminarios de interés general, como por ejemplo, sobe alcoholismo, drogadicción, y realizar cursos de alfabetización, capacitación entre otros27.
Al final de este cuadrenio, en la Conferencia Misionera de 1952, el Rev. John Herrich, había destacado tímidamente el avance de la misión entre los indígenas. Sentían temor principalmente, porque los indígenas manifestaron una nueva manera de pensar del evangelio, distinta a lo tradicional. Este hecho hizo que comenzara a germinar un evangelio diferente al presentado por los misioneros, es decir, un evangelio dialogador, respetuoso, flexible y no un evangelio que somete y rechaza todo.
Este cambio de comprensión de un evangelio diferente fue y es notorio entre las comunidades indígenas y especialmente entre sus líderes. Ellos comenzaron a dirigir sus propias organizaciones de sindicaros en los distintos lugares. El movimiento de liderazgo era comprometido con y desde sus bases, así crecieron los miembros de la Iglesia Metodista especialmente en los sectores aymarás y quechuas.
El diálogo y la recreación del evangelio en la nueva comprensión e interpretación estaban en manos de ios propios indígenas. Se fortalecía una toma de conciencia, la comprensión de Dios partía desde el lugar donde ellos se desarrollaban cotidianamente. Esta experiencia dio vida, a pesar de haber subido bastantes sometimientos en el pasado. Estos hechos lapidarios sobre los indígenas de Bolivia forjó entre su gente que tomaran una fuerza de K’amasa28 y se organizaran para defender sus derechos siempre unidos.
Estos cambios de actitud positiva entre en las comunidades indígenas fueron de alguna manera determinantes en la consolidación de la autonomía de la IEMB, precisamente porque esta gente —los de la base que eran la mayoría— necesitaban interiorizarse de la política de acción pastoral y eclesial. Ya que hasta ese momento, los indígenas poco o nada tuvieron que ver en las decisiones que se tomaban en las asambleas y conferencias que se habían realizado en la IEMB.
La autonomía de la IEMB (1969) en adelante
Para la IEMB había llegado el momento más esperado. Los metodistas en el país llegamos al tiempo anhelado por varios años de tomar la gobernabilidad de la institución eclesial, guiada y dirigida por los líderes nacionales. Los misioneros, viendo la formación de ellos y debido al compromiso asumido a nivel nacional y en reconocimiento oficial de los líderes urbanos y rurales ilustrados, fruto de su propia capacitación, decidieron otorgarles la autorización de la autonomía de la IEMB.
Sospecho que la gente en ese momento histórico debió haber vivido una mezcla de gozo, angustia y suspenso. Gozo porque había un grupo de personas líderes de clase media esperando la oportunidad. Angustia por que había cierto temor: ¡ahora qué va a pasar! Seguramente habrán surgido varias preguntas en ese momento. Suspenso especialmente por la gente indígena para ver cómo entraban ellos a la rueda del juego, esta situación ha hecho que ellos estén vigilantes a cada movimiento de la IEMB.
Este hecho se confirmó cuando en la Conferencia Anual de 1969 realizada en la ciudad de Cochabamba, los miembros de la Iglesia Metodista Unida (IMU) decide en señalar por unanimidad que la labor realizada por ministros extranjeros y bolivianos, mostró ser una iglesia madura, espiritual y materialmente. Por eso, se firmó la consolidación de la autonomía de la IEMB oficialmente.
En la parte sobresaliente del documento, que también está citada en nuestro Estatuto y Manual de Reglamentos, declara lo siguiente:
“Por cuanto la Iglesia Metodista Boliviana ha crecido hasta el punto de tener plena responsabilidad para su propio gobierno. La Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida ha acordado por unanimidad respaldar el otorgamiento de plena autonomía a la Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia, a partir del treinta de noviembre de 1969”29 30
Desde entonces la iglesia tiene un obispo propio y una estructura de poder propia, calcada sobre la anterior modalidad pero con plena autonomía. En esta etapa el mayor aporte a nivel ideológico y teológico que hizo la IEMB fue la publicación de dos documentos. En 1970 la IEMB hace conocer su postura teológica, a través del “Manifiesto a la Nación”. El documento, había sido leído por el Obispo Mortimer Arias, en el salón de los espejos de la Casa de Gobierno, ante el Presidente General Alfredo Ovando Candía, pero no tuvo mucho eco, aunque el documento expresaba una posición crítica y radical de los cristianos, fue simplemente escuchado. El otro documento es la “Tesis Boliviana sobre evangelización”, este último en su momento tuvo una relativa repercusión internacional, especialmente en medios ecuménicos.
Pero lamentablemente este documento “Manifiesto a la Nación” no ha sido integrado por los metodistas de base. De esta manera, sólo quedó en pronunciamiento y nada mas. En esta parte, permítanme señalar los puntos más sobresalientes de lo que el documento indica textualmente:
Somos miembros del pueblo peregrino de Dios, originado por Jesucristo que irrumpe la ¡listona con el acontecimiento de la cruz y la resurrección. Nosotros no somos de hoy ni de ayer, somos parte de la iglesia universal, constituida bajo las sagradas escrituras. Ante todo nuestra lealtad es a Jesucristo y a su evangelio. El evangelio es para el hombre integral completo. Es más, en nuestras iglesias evangélicas hemos intentado formar el hombre moral, intachable en su conducta, convertido en un elemento útil a la sociedad, honrado, trabajador, buen padre y madre de familia. Esto implica la plena humanización del hombre, la realización del propósito de Dios para con el hombre que ha creado y redimido. Se trata de una liberación, una salvación que alcanza todo el ser del hombre, su alma y su destino eterno y también su ser histórico material, individual y social. Es el hombre que ha nacido a la esperanza, que rechaza la resignación corno una falsa virtud, y lucha contra toda estructura injusta. Jesucristo es el prototipo del hombre. Las estructuras sociales, políticas, culturales y económicas llegan a ser deshumanizantes cuando no están al servicio de todos los hombres. Las estructuras son producto de los hombres, pero asumen caracteres impersonales y hasta satánicos. Es necesaria la acción colectiva concertada para cambiar dichas estructuras. La iglesia Cristiana no puede pactar con ninguna fuerza que oprima o deshumanice al hombre. El ser cristianos no nos hace infalibles, pero sí nos obliga a pronunciarnos aun corriendo el riesgo de equivocarnos. Y en el proceso del cambio nos ponemos con todos nuestros recursos humanos, materiales y espirituales al servicio de nuestro pueblo. A trabajar juntos por una vida humana más digna. Por eso consideramos que la formación de una conciencia crítica en el pueblo boliviano es fundamental y abrir caminos de esperanza a los marginados de nuestra sociedad. Es parte de la misión que Dios nos ha encomendado. En este sentido el pueblo boliviano debe saber que nuestra comunidad cristiana comparte lucha por la liberación y la esperanza31.
Así expresaba el documento “Manifiesto a la Nación”, en ese momento cuando el pueblo también enfrentaba una serie de crisis sociales. Después de lo que vivió Bolivia en mayo de 2005, me parece pertinente que la iglesia relea nuevamente dicho documento ante la sociedad.
Después de la autonomía de la IEMB, el poder se había trasladado a manos de los mestizos, ahora los que controlaban la misión de la iglesia eran los intelectos del sector urbano. En ella, las bases populares no tenían cabida, entonces, al no tener claro el conocimiento de la realidad interna de la Iglesia nacional, las iglesias locales del área rural pidieron la transparencia. Ellos comenzaron a cuestionar sobre la misión de la Iglesia. “Por eso, se tornó amenazante para los sectores de la clase media.”32
La insurgencia del pueblo aymará: fuera y dentro la IEMB
En Bolivia hay una mayoría de culturas indígenas nativas33 que están diseminadas en todo el país. Este sector mayorirario siempre ha sido marginado injustamente por el sistema y, a pesar de eso, se constituye en fermento de una toma de conciencia siempre en estado latente, existiendo una tensión constante en la búsqueda de liberación y justicia.
El movimiento indígena en el país surge particularmente a raíz del problema de la tierra que está vigente hasta el día de hoy. Hablar del tema es bastante complicado: este hecho viene desde el periodo de la conquista y del coloniaje. En Bolivia, como en otros lugares del mundo, se aplicó también el mecanismo de despojo de tierras especialmente en la “conquista y la colonización”34. Durante este periodo, el indio fue sometido a una dura explotación en los centros mineros y haciendas. Pero cuando caló más hondo el problema fue en el periodo republicano, acá se había organizado al despojo sistemático de las tierras indígenas, incluyendo las tierras comunitarias, creándose así los grandes latifundios en Bolivia, desde mitades del siglo XIX hasta la revolución del 1952.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, el pueblo aymará luchó por impedir o al menos frenar, la imposición de los mecanismos del dominio colonial, sustentado en las encomiendas, repartimientos, haciendas, servicios peí sonales gratuitos y tributos en especie trabajo y dinero. Pero todo fue inútil. Las autoridades coloniales juntaron la población aymará arrancándola de sus comunidades de origen para disponer de ella como mano de obra gratuita en las nuevas haciendas y en los centros urbanos. Al mismo tiempo la organización política aymará fue convertida en un mero mecanismo dependiente de la elite colonial35.
Estos hechos “inhumanos” aplicados por los colonizadores hacia los indígenas, provocaron la huida masiva de muchos de ellos de sus tierras a otros lugares. La tierra comunal, que antes era libre y además era de quien la trabajaba, fue afectada por resoluciones y decretos que venían desde arriba —gobierno— esto implicaba aparecer sin tierra. Entre los años (1860-1880) en Bolivia, las leyes fueron más duras, en ellas se dispuso que todas las tierras poseídas por los indígenas pasaban al estado, para que ellos otorgaran el título de propiedad particular. Aquellos que no poseían el título de propiedad se quedaban sin nada36.
En respuesta a estos atropellos los aymarás se organizaron en defensa de sus tierras comunales pero no siempre lograron conseguir lo que querían. En muchas oportunidades sólo neutralizaron la promulgación de más leyes. Pero a partir de 1920 en adelante, el pueblo aymará se organizó como un movimiento sindical urbano y minero, para luchar por la conquista de las tierras y escuelas, apoyado por grupos de obreros artesanos y profesionales37, lucha que sigue hasta el día de hoy.
El resultado a favor de los indígenas llegó el 2 de agosto de 195.3 cuando en Ucureña-Cochabamba, “el Presidente de la República, ante una concentración de casi de unos 100.000 delegados agrarios de todo el país, firmó el decreto de Reforma Agraria. Esta firma disponía la expropiación de latifundios, la restitución de sus tierras a las comunidades arrebatadas, la abolición de los servicios personales gratuitos y el fomento a la agricultura”38.
Actualmente en Bolivia el problema de la tierra no está resuelto. Al contrario, cada vez existe más la demanda de tierras entre los habitantes. Así como hay mucha demanda de la tierra también existe la destrucción de la misma. Según estudios realizados sobre la fertilidad de la tierra boliviana lamentablemente se comprobó que la tierra está siendo afectada por la erosión y, en algunos casos, se está llegando a la infertilidad. Está pérdida de fertilidad “de la tierra considerada como la gran madre procreadora y regeneradora”39 está avanzando lentamente.
Según los estudios realizados sobre el suelo boliviano muestran que “las principales formas de degradación presentes en orden de importancia son: a) la erosión hídrica y eólica, b) perdida de cobertura vegetal, c) perdida de fertilidad del suelo, d) salinización de suelos por riego y drenaje inadecuado. Las tierras afectadas por erosión abarcan una superficie de 27.554-400 hectáreas que representan el 25.08% del territorio nacional”40.
Dentro la IEMB, este problema también repercutió. Por eso mismo, la historia de la población indígena, su memoria, están marcadas por la opresión y la resistencia a la invasión foránea. Las crueldades del pasado han hecho que el indígena tomara conciencia sobre la identidad negada. Esta es la causa por la que este pueblo reclama a la sociedad y al mundo ser reconocido como pueblo con su historia y su identidad propia.
Para la IEMB otro aspecto importante fue el aporte de los misioneros latinoamericanos de las iglesias de Uruguay y de Argentina que orientaron en el proceso de toma de conciencia. El intercambio de teólogos estudiantes que habían entre estos países vecinos dio en Bolivia a la formación de una conciencia nacional en las décadas del 40 y 60. Esta contribución culminó con la organización de Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL), a fines del 60. Se dice que “La influencia más notable se dio a través de la formación teológica de pastores bolivianos en la Facultad Evangélica de Buenos Aires, más el aporte y presencia de obispos Rioplatenses en la Iglesia Metodista Boliviana”41.
La participación del movimiento ISAL en Bolivia fue contundente porque ISAL surgió como un grupo de reflexión bíblica y de acción solidaria. En la composición de ISAL había líderes mayormente religiosos católicos y protestantes metodistas, estudiantes y profesores universitarios. La dirección del movimiento estaba en manos de los sacerdotes jesuítas oblatos y pastores metodistas. Las principales actividades de ISAL se relacionaron con movimientos sindicales, partidos políticos urbanos y una cierta dirección campesina, pero ésta era minoritaria.
Durante los años 1969-1971 ISAL movilizó a líderes religiosos y sobre este grupo se organizó la Comisión Permanente de la Defensa de los Derechos Humanos. En la asamblea del pueblo en julio de 1970 los dos documentos leídos fueron el documento de ISAL y el de la Central Obrera Boliviana (COB) dos de sus dirigentes, un sacerdote jesuíta y un pastor metodista dieron la palabra a la asamblea, como un hecho inédito en la historia de las luchas sociales.^
La insurgencia del movimiento aymará interna de la IEMB tiene sus raíces en el Primer Congreso Laico, realizado en la comunidad de Ancoraimes en 1973. Este lugar fue considerado como el centro de gravedad de la iglesia metodista aymará. El pueblo metodista aymará en una de sus reuniones reclamó un mayor alcance claramente reivindicativo, ellos habían exigido una mayor participación de los laicos en todas las actividades de la iglesia.
Dos años más tarde, el 17 de junio de 1975, los aymarás en una reunión sacaron la siguiente resolución: buscar la completa unidad de los metodistas aymarás, exigir la verdadera representación de los aymarás en los organismos de poder de la iglesia y pedir una preparación para los líderes aymarás a todo nivel. Este movimiento aymará de alguna manera en su momento sacudió a la iglesia en todas sus estructuras. Además, se había pedido que el idioma aymará sea declarado oficial para las asambleas.
Finalmente en el año 1978 se consagró el primer obispo aymará.43 De esta manera, se había logrado una participación más explícita dentro de la estructura eclesial. Tanto eclesial y socialmente, el alzamiento aymará, es un prototipo (modelo) de lo que puede suceder en el futuro en Bolivia. Es decir, que la mayoría de la población aymará-quechua, en algún momento utilizando inclusive mecanismos democráticos puede alcanzar el control del poder político del país.
La organización de la IEMB
La Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia es una Iglesia Episcopal organizada con sus propias autoridades nacionales, como norma que regula todo el que hacer eclesial y pastoral, y está basada en su propio reglamento interno. La autoridad máxima de la IEMB es la Asamblea General. La Asamblea General se constituye con la representación de delegados de los 13 distritos44. Esta Asamblea elige a sus autoridades nacionales que son: un Obispo; un responsable de la secretaria de Vida y Misión; un secretario nacional de Administración y Finanzas; y un secretario nacional de Servicios. Las cuatro autoridades forman el Comité Ejecutivo Nacional (GEN).45
Paralelo al GEN, hay otras autoridades nacionales representadas por los organismos que apoyan en el avance de la misión de la IEMB. Los tres organismos nacionales eligen a sus autoridades nacionales en sus correspondientes Congresos. Estos son: el presidente de Laico Nacional; a la Promotora nacional de la Sociedad Femenina; y al Coordinador Nacional de Jóvenes. La IEMB cuenta con dos tipos de pastores: pastores con preparación teológica —llamados pastores nacionales— y pastores laicos que son elegidas en sus iglesias locales, sin condición de estudio secundario.
La IEMB en la dedición política y normativa, mantiene tres niveles de operación que son: La Asamblea General o Nacional, las Asambleas Distritales47 y La Asamblea Local48. Estos tres momentos son instancias de toma de decisión que interactúan independientemente pero a la vez también de modo conexional. Estas y otras instancias están sujetas al Estatuto General y Manual de Reglamentos de la IEMB.
Por otro lado, debemos señalar que la IEMB promueve un espíritu ecuménico de unidad en torno a Jesucristo, con las otras denominaciones cristianas. En este sentido, mantiene una relación directa con la Iglesia Luterana, Bautista, Católica, Presbiteriana, entre otros. Ante la situación de crisis, la IEMB juntamente con las denominaciones mencionadas, interactúan en el marco del anuncio y denuncia, ante los hechos de violencia que vive nuestro país.
Conclusión
Después de haber hecho un recorrido basado en los hechos mas sobre salientes de la IEMB, hemos podido constatar que la IEMB tiene su base en dos etapas claramente marcadas: la primera etapa es encarada y desarrollada por los misioneros extranjeros estadounidenses (1906-1969), y la segunda etapa arranca a partir del año 1969. La IEMB, y a partir de 1970, goza de la autonomía y comienza a escribir una nueva historia en el país. A pesar de algunos problemas internos a lo largo de estos 100 años, la IEMB supo mantener la unidad en la diversidad.
En la actualidad, ante la crisis social que atraviesa el país, la IEMB, como iglesia fiel y comprometida con Dios y retomando nuestra herencia metodista wesleyana, la misión central es anunciar y proclamar un evangelio integral dentro y fuera de la iglesia, a través de un buen testimonio personal y comunitario. Este hecho hará que sea una iglesia misionera además de profética.
Bibliografía
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1 De aquí en más, para referirnos a la Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia la identificaremos mediante la sigla IEMB.
2 J. Tremayne Copplestone, Misión Metodista en Bolivia (1907-1939), La Paz-Bolivia, Imprenta Metodista, 1985, p. 4.
3 Harrington Francis, Una compilación hecha por la Sociedad Histórica de La Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia, (Revista Bilingüe Inglés-Español) p. 14.
4 Ibíd. p.5.
5 Copplestone, ibíd. p.5.
6 Evangelio de Mateo 28:16-20.
7 Jean-Pierre Bastían, Historia del Protestantismo en América Latiría, México DF, CUPSA, 1990, p. 27ss.
8 Copplestone, ibíd. p. 2-3.
9 The Methodist Church, ibíd, p. 15.
10 Constitución Política de Bolivia, Sección Disposiciones Generales, 1995. p. 4.
11 Zacarías Mamani, “Misión y Proyección de la Iglesia Evangélica Metodista en Bolivia”, En: Duque José, La tradición protestante en la teología latinoamericana, San José-Costa Rica, Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) 1983, p. 132.
12 Harrington nació en Iowa en 1863, es hijo de un agricultor, se graduó de la escuela de leyes en 1892. Este matrimonio había partido desde Nueva York en abril de 1895. En primera instancia, llegaron al Colegio Ingles de Iquique, Chile. En ella, la labor de la familia fue intensa: trabajaron como docentes en idioma inglés, mientras aprendían el español. El primer trabajo en esta lengua comenzó después de cuatro años, en Coquimbo. Después la familia atravesó con severa gravedad una ‘‘tuberculosis aguda” y se vieron obligados a retornar a los Estados Unidos. Después de su tratamiento médico en Norteamérica, retornó nuevamente a Chile. Luego de algunos meses de trabajo y a pedido de la Junta de Misiones de los Estados Unidos, llegaron a Bolivia.
13 Eloy Rodríguez es la misma persona que hemos mencionado en el periodo de Beutelspacher. En el periodo de Harrington nuevamente aparece con los metodistas, pero esta vez se queda bajo la supervisión de Harrington en la tarea pastoral con los indígenas. Luego, para la Conferencia de 1916, es recibido como pastor dentro la Iglesia Metodista.14 Bastían, Ibíd. p. 102-103 ss.15 Copplestone, Ibíd. p. 12. 16 Copplestone, Ibíd. p. 26 ss.
17 Ibíd. p. 21.
18 El Dr. Beck había llegado al país en 1912. Trabajó como profesor del curso comercial en el Instituto Americano de Cochabamba; en 1914 fue transferido a Buenos Aires-Argentina al Colegio Word; en 1917 retornó nuevamente al país como Director del Instituto de Cochabamba; y en 1920 fue promovido, con el mismo cargo, al Instituto Americano de La Paz.
19 Me parece pertinente señalar el caso de Beck, porque es la primera vez que me encuentro con uno como éste, tan especial, después de que vine siguiendo los pasos de los misioneros, pero puede ser que de los otros misioneros no estén registrados muchos datos. La trayectoria de Beck es, como señalamos, así: cuando el decidió estudiar medicina tuvo un respaldo especial del Presidente de Bolivia Dr. Bautista Saavedra; Beck fue como estudiante boliviano. A este respaldo se sumó la autorización correspondiente del Obispo Oldham y la Junta de Misiones de Nueva York. Beck comenzó su estudio el año 192.3 en la Universidad Nothwestern de Chicago.
20 Revista Bilingüe, ibíd. p.75. Así como hubo buenos recibimientos también sucedieron malas experiencias para los misioneros. Esta vez el turno les tocó a Molina, Peñaranda, Beck, entre otros, cuando ellos estuvieron de visita en la comunidad de Caruata. El cura local y otras veinte personas fueron llamados a testificar contra ellos; es más: el cura enardecía a la multitud gritando “matemos a estos protestantes”.
21 Revista Bilingüe, ibíd. p. 32.
22 Wenberg había comenzado su Trabajo en las orillas del lago Titicaca, en la Población de Huatajata a unos 50 km de la ciudad de La Paz. Allí estaba al frente de la Granja Peniel Hall. En ella el había encontrado ciertas irregularidades en la administración y, al querer regularizar, sólo se ganó enemistades. Ante esta situación, el decidió viajar hasta Nueva York para entrevistarse personalmente con el obispo Oldham y con los miembros de la Junta para aclarar y encaminar el proyecto indígena. Para sorpresa de él, el chisme se le adelantó y cuando llegó a Nueva York fue visto como “la oveja negra de la misión”, y lo que agravó más el conflicto fue que Wasburn había logrado dar una información “malintencionada” que iba en contra de Wenberg en la misión boliviana. Wenberg lamentaba lo sucedido y declaró que su trabajo allí en a granja fue destruido por sus colegas misioneros. De esta manera, ni las defensas escritas ni las explicaciones orales brindadas a Farmer, North y Oldham fueron suficientes como para cambiar la reacción oficial contra Wenberg, Él se sintió dolido más por tratarse de sus amigos y compañeros de trabajo. (Cooplestone, ibíd. p. 37-38.) Más tarde el Comité Ejecutivo desafecto a Wenberg como misionero de la Junta y se truncó de este modo el aporte de Wenberg de serviles a los indígenas; lo que tanto había anhelado, se concluía así de fácil, sin mucha explicación. La justificación que tenía la misión para prescindir de las funciones de Wenberg fue haber quebrado la disciplina de retornar sin autorización a los Estados Unidos. La Junta prefirió exagerar los errores de Wenberg, antes que valorar sus reconocidas potencialidades como misionero entre los indígenas. Un año más tarde, en la misión lamentaban la destitución de Wenberg porque no encontraban otro misionero tan interesado en trabajar con los indígenas.23 Copplestone, ibíd. p. 33.
24 Por ese entonces, se escuchaba que en Potosí, el líder máximo de la Bolivian Iridian Mission fue hecho prisionero por una semana; en Tococari, un compañero trabajador suyo fue acusado de asesinato, confinado y enredado con la ley; en Viacha, no muy lejos de La Paz, dos Adventistas del Séptimo Día, habían sido tomados y sacados del tren, para ser confinados sin alimentos y abrigo, hasta que finalmente tuvo que intervenir el Cónsul americano de La Paz, para llevárselos consigo.
25 Ibíd. p. 65.
26 Copplestone, ibíd, pp. 44-45.
27 Acta de la Trigésima Cuarta Conferencia Misionera Boliviana, de 1949, p. 3 5-36.28 K’amasa en la cultura indígena es conocida como una fuerza muy especial. Para una mejor comprensión, podemos decir que la “K’amasa” es la pérdida total del miedo, esta pérdida de miedo permite a uno armarse de valor o coraje para enfrentar cualquier situación de adversidad. No se debe interpretar en el sentido de bronca o rencor, sino en el sentido de ser distinto pero igual. Esto nos permite hablar de los derechos y las necesidades de todos.
29 Estatuto General y Manual de Reglamentos, ibíd. p. 7.30 Estatuto, ibíd. p. 8. Los que firman este documento son: R. H. Muller (Presidente del concilio de Obispos), Sante Uberto Barbieri (Presidente de la asamblea constituyente), Charles D. White (Secretario de la Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida), Jaime Flores (Secretario de la Asamblea General de la IEMB), Princc Taylor (Presidente de la Comisión de Estructura del Mctodismo en Ultramar) y Obispo Lloyd C. Wicke (Presidente de Junta de Misiones de la Iglesia Metodista Unida).31 Mortimer Arias, Documento: Manifiesto a la Nación, del 29 de marzo de 1970, pp. 2-6.
32 Ibíd. p. 135 ss.
33 Iriarte Gregorio, Análisis Crítico de la Realidad, Cochabamba-Bolivia, Kipus, 15a edición, 2004, p. 291. En ella cita a más de 2 5 pueblos originarios que están esparcidos en todo el país.34 Aníbal Guzmán, “Apuntes para una historia de los pobres en la iglesia en América Latina-la experiencia boliviana” en Duque, José, ibíd. p. 145. En relación a la conquista y colonización, las referencias son más difusas debido a que la historia es contada desde la perspectiva de los historiadores criollos (blancos mestizos) el grupo urbano social fue el que se apropió de la mayor parte de la tierra laborable que perteneció a los indígenas.35 Cárdenas, Víctor Hugo, “La lucha de un pueblo”, En: Xavier Albo, Raíces de América El mundo Aymará, Madrid, Alianza, 1988, p. 497 ss. 36 “Hecha la ley hecha la trampa.” Si los indígenas no recababan el respectivo título después de los 60 días, eran privados de esos beneficios y los terrenos enajenados salían en pública subasta previa tasación y pasarían a manos productivas. Durante la subasta de estas tierras se produjo la destrucción casi total de las comunidades indígenas. (Guzmán, ibíd. p. 147-510.)
37 Después de la guerra con Paraguay (1932-35) surgió un renovado pero fuerte movimiento sindical urbano de obreros y artesanos que trataron de conectarse con la tradicional lucha Aymará Quechua de recuperación de las tierras arrebatadas. El origen del sindicalismo campesino se debió a la iniciativa del pueblo quechua en 1936. Mientras entre los aymarás recién surge como movimiento sindical en 1943 expulsando de sus haciendas a muchos colonos. (Cárdenas, ibíd. p. 517.)38 Cárdenas, ibíd. p. 521 ss.
39 Croatto, José Severino, Experiencia de lo Sagrado: Estudio de Fenomenología de la Religión, Buenos Aires-Navarra, Guadalupe-Verbo Divino, 2002, p. 147-40 Iriarte, Gregorio, Análisis Crítico de la Realidad, Cochabamba-Bolivia, Kipus, 15ª Edición, 2004 p. 569. Los departamentos más afectados son; Potosí, Oruro, Chuquisaca y Tarija con el 100%, seguido de Cochabamba con el 47%, Santa Cruz con el .33% y La Paz con el 32%, según datos del Ministerio de Desarrollo Sostenible.
41 Mamani, en: Duque, ibíd. p. 134.42 Guzmán, en: Duque, ibíd. p. 1 55 ss.43 El primer obispo aymará elegido fue Zacarías Mamani; posteriormente otros pastores aymarás que han sido consagrados corno obispos: Eugenio Poma, Efraín Yanapa, Carlos Intipampa y actualmente Carlos Poma.
44 Los crece distritos son: Norte “A”, Oriente, Lago, Norte “B”, Puna central, Yungas, Central, Kollasuyo, Altiplano Central, Timusí, El Alto, Cordillera Warisata y Kollasuyo Norte.45 Comité Ejecutivo Nacional, de aquí en adelante para referirse a estas autoridades se nombrará con la sigla CEN.46 La Asamblea General según el Estatuto General y Manual de Reglamentos, según el Art. 301, su función es legislar, organizar, planificar programas y dirigir la iglesia dentro de los límites de su área. p. 66.47 Estatuto General y Manual de Reglamentos de la IEMB, Alt. 404, 405, 406; 407, p. 101-102.48 Estatuto General y Manual de Reglamentos de la IEMB, Art. 107, 108 ss. p. 32.