The Christian and Missionary Alliance
Teología e Historia, Volumen 5, Año 2007, pp. 37-50 ISSN 1667-3735
Introducción
La Alianza Cristiana Misionera comenzó oficialmente sus actividades en nuestro país el 31 de octubre de 1897 cuando celebró su primera reunión pública en Barracas, Buenos Aires. En esa oportunidad el predicador fue el misionero Juan Price. Desde entonces ha pasado más de un siglo y la Alianza Cristiana y Misionera se expandió por todo el país.
Historia
Para comprender la historia de la Alianza Cristiana y Misionera es fundamental conocer la biografía de su fundador, quien fue un hombre llamado y dotado por Dios con dones espirituales, visión y pasión misionera y una gran capacidad de trabajo. Fue un hombre incansable y totalmente consagrado al cumplimiento de una misión: Predicar el evangelio en todas las naciones del mundo para acelerar la segunda venida del Salvador. Su texto lema era Mateo 24.14.
Biografía de Alberto Benjamín Simpson
“La historia del Fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, Alberto Benjamín Simpson, ocupa, sin lugar a dudas, un espacio de trascendencia en lo que a la historia de los movimientos misioneros contemporáneos se refiere. Desde el siglo pasado, la influencia de su vida y ministerio ha ejercido un impacto de notables características en la vida de personas, denominaciones y movimientos misioneros.”1
Alberto Benjamín Simpson nació en Bayview, en Prince Edgard Island, Canadá, el 15 de diciembre de 1843. Era descendiente de escoceses que habían llegado a Canadá en 1774. Fue el cuarto hijo de una piadosa familia cristiana de tradición presbiteriana que tenía sólidos principios de vida. Eran campesinos y muy pobres.
A pesar de pertenecer a una familia muy piadosa y tener una conducta cristiana aceptable, Alberto no tenía la seguridad de su salvación aunque deseaba estudiar para ser ministro del evangelio. Esta inseguridad le causaba angustia y un gran temor a la muerte, especialmente cuando enfermó gravemente siendo todavía un adolescente. A los dieciséis años, leyendo un viejo libro en la biblioteca de su pastor, llegó a comprender que la salvación se alcanzaba por la fe al aceptar a Cristo como el Salvador personal. El texto bíblico que le impactó fue: “Al que a mí viene, no le echo fuera.” Juan.6.37 b). En esa oportunidad oró al Señor recibiéndole por fe y tuvo una inmensa paz.
A los diecisiete años fue recomendado para estudiar en el Knox Collage en Toronto, Canadá, graduándose en abril de 1865, con veintiún años. El 15 de agosto de ese año le invitaron oficialmente para pastorear la iglesia Knox Church. El 12 de septiembre fue ordenado pastor y al día siguiente se casó con una devota cristiana, Margaret Henry, con la que tuvo seis hijos.
Su ministerio fue muy fructífero, especialmente como resultado de sus trabajos evangelísticos (él mismo era un gran predicador y evangelista) y de la intensa tarea pastoral que desarrollaba. Dedicaba horas a la visitación y al trabajo pastoral en general, lo que quebrantó su salud.
En esos años comenzó a tener tina gran preocupación por la santidad personal y por ser lleno del Espíritu Santo. A los veintinueve años descubrió la gracia del poder santificador de Cristo por medio del Espíritu Santo. Comprendió que la santificación no era el resultado del esfuerzo humano, sino de identificarse con la muerte y resurrección de Cristo (Romanos 6.1-11) Ahora conocía por experiencia a Cristo como su salvador y también como su santificador. Cuatro años después, y a raíz de su quebrantada salud, en parte motivada por el exceso de ti abajo, llegó a experimental el poder de Cristo como su sanador al comprender, aceptar y experimentar que Jesucristo tiene poder para sanar física y emocionalmente. A partir de esa experiencia, Simpson disfrutó de una vida plena que le permitió trabajar incansablemente y realizar una tarea gigantesca. Cada vez que se enfermó confió en el poder sanador de jesús y milagrosamente recupere» su salud. Desde entonces predicó esta verdad y oró por los enfermos viendo milagros sorprendentes.
La expectativa por la segunda venida de Cristo le cautivaba y fue otro de los énfasis de su enseñanza completando, de esta manera, la cristología que caracterizó su ministerio, el llamado evangelio cuádruple: Cristo el salvador, santificador, sanador y rey que viene.
Después de pastorear por seis años una Iglesia en Lousville, Estados Unidos (1874-1879), Simpson aceptó la invitación para pastorear una gran congregación en Nueva York (1879-1881) donde comenzó actividades evangelísticas con inmigrantes italianos. La iglesia no compartió su visión de predicar a las masas. Su llamado a predicar a las personas más necesitadas motivó que renunciara a ese pastorado en el cual tenía un sueldo muy importante, y a comenzar desde cero un ministerio amplio que abarcaba a todas las personas que necesitaban a Cristo, sin importar su condición social. Esta nueva etapa de su vida la comenzó en noviembre de 1881 con una reunión a la que asistieron once personas. Meses después contrató un teatro fundando la Iglesia del Tabernáculo. Paulatinamente el trabajo dio sus frutos y miles de personas concurrían para escucharle.
Para responder a las grandes necesidades de las mujeres abandonadas de la calle fundó una institución en 1882 en la que centenares de mujeres se reunían para recibir asistencia espiritual y social.
Su pasión y visión misionera le impulsaron para formar, en 1883, una sociedad misionera que se llamó: Unión Misionera para la evangelización del mundo y el Colegio de Capacitación Misionera, uno de los primeros de Estados Unidos. Lamentablemente esta organización fracasó después de enviar a cinco misioneros al Congo, sin lograr resultados.
Tres años después (1886) fundó en Long Island, Nueva York, un orfanato al reconocer la importancia de auxiliar a los niños y, especialmente, a los huérfanos. Éstos son algunos de los emprendimientos que comenzó Alberto Benjamín Simpson, tratando de ayudar a los más desprotegidos de la sociedad.
En su fructífera vida como predicador visitó muchas ciudades de los cinco continentes donde los misioneros enviados por la Alianza Cristiana y Misionera ya estaban trabajando. Era un orador elocuente, culto, sencillo y profundo. También era un hombre de oración. Cuando oraba en público la gente era conmovida por ese gigante de la fe. Amaba a Dios y a la gente. Vivió para servir a ambos Visitó Argentina en 1910 para conocer el trabajo que la Alianza Cristiana y Misionera estaba haciendo desde 1897.
Falleció el 29 de octubre de 1919 luego de haber consagrado su vida para proclamar que Cristo es el único Salvador y de trabajar incansablemente para que este evangelio llegue a todos los rincones del mundo porque él deseaba el pronto retorno del rey. Como ya mencionamos el texto que lo motivaba era: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones’, y entonces vendrá elfin” Mateo.24-14).
Historia de la Alianza Cristiana y Misionera
La Alianza Cristiana y Misionera (ACM) nació en Estados Unidos en 1897, al unirse dos instituciones creadas por Alberto Benjamín Simpson. Después de concurrir, en 1885, a una Conferencia sobre la Vida Profunda, consideró que era el momento de crear una Alianza que uniera a todos los cristianos que creían verdaderamente en Dios y en el evangelio completo (que posteriormente se conoció como el Evangelio Cuádruple). Para concretar su visión trabajó dos años organizando una convención que se realizó en Old Orchard, Maine, en noviembre de 1887. Allí nació la Christian Alliance (Alianza Cristiana) con los fines mencionados: unir en una asociación fraternal a cristianos de diversas denominaciones que creían en el Señor Jesús como el Salvador de todo nuestro ser y que, además, deseaban vivir en santidad. En esa misma Convención se organizó un movimiento misionero interdenominacional que se llamó originalmente Evangelical Missionary Alliance (Alianza Misionera Evangélica). La misión de esta segunda organización era evangelizar los países más necesitados del mundo, como los de Asia, África y Latinoamérica. Ese mismo años se envió a la China al primer misionero, Dr. William Cassidy
En 1889 se le cambió el nombre a esta organización misionera la que pasó a llamarse la internacional Missionary Alliance (Alianza Internacional Misionera). Esta última organización misionera era sostenida totalmente por la Alianza Cristiana lo que determinó que en la Convención realizada en 1897 resolvieran unirlas formando la Christian and Missionary Alliance. El Dr. Alberto Benjamín Simson fue elegido como primer presidente y superintendente general de la flamante organización que en ese año envió los primeros misioneros a nuestro país.
Actualmente la Alianza Cristiana y Misionera está trabajando, directa o indirectamente en ochenta y un países en los cinco continentes. Por este motivo se dice que nunca se pone el sol en los campos misioneros de la Alianza.
En 1971 nació la Alianza Cristiana y Misionera Argentina (ACMA), que tuve el privilegio de presidir por nueve años (1989-98).
Historia de la Alianza Cristiana y Misionera Argentina
Como mencionamos, los primeros misioneros llegaron a nuestro país en 1897. Pertenecían a diversas denominaciones que canalizaban su llamado misionero por medio de la Alianza Cristiana y Misionera que funcionaba como una agencia misionera.
El interés de Simpson por evangelizar Sudamérica, el continente olvidado, se había acrecentado cuando en 1896 lo visitó Emilio Olssen, nacido en Suecia y que siendo marino viajó hasta las Islas Malvinas donde conoció a Cristo como su salvador. Después de su conversión viajó a Buenos Aires donde comenzó a testificar de su fe. Poco después comenzó una gran tarea como colportor llevando la Biblia por diversas provincias en Argentina, pasando después a Bolivia y Chile. Cuando estaba en Buenos Aires se congregaba en la Iglesia Bautista del Centro, cuyo pastor era Pablo Besson, con quien conversaron mucho sobre la mejor forma de evangelizar el país y el continente sudamericano.
Olssen consideró, en base a su experiencia como colportor, que en cuatro años se podía evangelizar el continente con ochenta y cinco misioneros. Su proyecto no contemplaba plantar iglesias, sino solamente predicar en las ciudades y pueblos que visitarían, dejando las Escrituras en las casas que la recibieran. Cuando Olssen le presentó esta estrategia a Simpson, en la primavera de 1886, se entusiasmó y juntos trabajaron para conseguir los recursos y los misioneros para concretar el proyecto. El plan se puso en marcha y en 1897 se enviaron misioneros a Ecuador, Bolivia, Perú, Panamá, Colombia, Uruguay y la Argentina. Para esa fecha ya había misioneros aliancistas en Brasil y Venezuela. Lamentablemente este plan no resultó, en parte porque Olssen no tenía la capacidad administrativa para ser el superintendente de! proyecto y, por otra parte, porque los sudamericanos no estaban dispuestos para recibir el evangelio como él esperaba. Los informes de los misioneros de ese tiempo no hablaban de persecución sino de indiferencia. Las personas no se interesaban por el evangelio porque estaban cómodas con su cristianismo nominal.
De todos modos, la obra en Argentina siguió y se comenzaron tres lugares de predicación en los años 1898-1910: La Plata, Azul-Olavarría (Provincia de Buenos Aires) y Gualeguaychú (Entre Ríos). A partir de ese modesto comienzo la Alianza desarrolló una tarea lenta pero progresiva. La llegada de los esposos Barnes en 1920 marcó una nueva etapa ya que comenzaron el Instituto Bíblico Azul, para preparar a los obreros nacionales. Hasta ese momento los misioneros discipulaban y preparaban como podían a los futuros pastores.
En este tiempo se consolidó una nueva filosofía misionológica: Establecer iglesias en cada ciudad, comprar propiedades y dar permanencia a la congregación. Con ese fin se intensificó la capacitación de pastores nacionales por medio de los cuales la obra creció especialmente por el intenso trabajo evangelístico que realizaron por medio de campañas con carpas. Habían comprendido que no era suficiente dar testimonio por medio de la predicación y la distribución de la Biblia, sino de establecer iglesias que dieran un testimonio permanente en los pueblos y ciudades.
Con la gran depresión económica de los años treinta todos los misioneros, menos los esposos Barnes, dejaron el país y el Instituto Bíblico Azul tuvo que cerrar sus puertas en 1932. A pesar de la crisis y de que muchos pastores nacionales pasan a servir en otras denominaciones que contaban con recursos económicos, la Alianza siguió trabajando. En ese tiempo de crisis se entregaron congregaciones a otras entidades misioneras para que las atendieran porque ellos contaban con recursos económicos necesarios.
Hasta 1942, cuando la Alianza volvió a trabajar en la Capital Federal, todo el trabajo de la Alianza se había desarrollado en el interior del país, especialmente en las ciudades que estaban junto a las vías del ferrocarril. Esta filosofía frenó el crecimiento dado que desde Buenos Aires el trabajo se hubiera podido organizar mejor. Por otro lado, muchas personas, especialmente jóvenes y familias con hijos adolescentes, dejaban las ciudades del interior buscando mejores oportunidad en la Capital Federal. Muchos miembros aliancistas lo hicieron en la década del cuarenta. Esto motivó que en 1942 el pastor Rodolfo Giacinti reuniera en la zona de Liniers-Mataderos a los aliancistas que habían venido especialmente de las ciudades de Nueve de Julio (Buenos Aires) y General Pico (La Pampa) y comenzara una iglesia. Poco después compraron una propiedad en la calle Cañada de Gómez, donde todavía funciona la Iglesia Alianza. Por medio de campañas carperas y de otros esfuerzos evangelísticos, en pocos años se comenzaron otras congregaciones en la Capital Federal y en el Gran Buenos Aires.
El 15 de mayo de 1946 abrió sus puertas el Instituto Bíblico Buenos Aires que, como su antecesor en Azul, comenzó a preparar pastores y obreros de la Alianza y de otras denominaciones. En ambos Institutos la Unión Evangélica de América del Sur cooperó con profesores y enviando a sus alumnos. Por el IBBA pasaron más de tres mil alumnos de unas cuarenta denominaciones distintas y sus graduados están sirviendo en los cinco continentes. Los profesores y alumnos del IBBA trabajaron comenzando varias iglesias nuevas en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
En 1959 se comenzó un trabajo misionero en Paso de los Libres (Corrientes), con el propósito de crear una base misionera para evangelizar el noreste de Argentina y los países vecinos de Brasil, Uruguay y Paraguay. Los esposos Terranova fueron enviados con esta misión a Paso de los Libres y un año después los esposos Barría fueron designados para comenzar una iglesia en Curuzú Cuatiá (ambas en Corrientes). En ese año los esposos Pérez y la señorita Betty Morris fueron a Rivera, norte de Uruguay, frontera con Brasil, donde realizaron un ministerio muy fructífero. En 1964 los esposos Terranova viajaron a Asunción del Paraguay para comenzar una Iglesia allí.
Desde entonces la Alianza Cristiana y Misionera se fue expandiendo por todo el país. Actualmente tiene unas cien iglesias, en trece provincias y se sigue trabajando para comenzar nuevas congregaciones en las grandes ciudades del país y desde allí avanzar a otros lugares donde no hay testimonio del evangelio.
Como expresamos oportunamente la Alianza trabajó desde el principio capacitando a ios pastores nacionales y preparándoles para que puedan dirigir su propia organización. Los misioneros dirigían la obra con la ayuda de pastores y líderes nacionales, los que poco a poco fueron asumiendo más protagonismo, hasta que en 1971 se organizó oficialmente la Alianza Cristiana y Misionera Argentina logrando su personería jurídica, Actualmente las dos entidades siguen trabajando juntas para lograr los objetivos establecidos aportando recursos humanos y económicos. Esta relación está enmarcada en la filosofía de trabajo llamada existencia paralela o dicotomía modificada, que establece la autonomía ele cada organización, relación que está regulada por convenios que se hacen conjuntamente y en las cuales se establecen los principios de cooperación. La armonía y disposición ele trabajar juntos permiten que la Alianza siga avanzando y creciendo. Estos convenios tienen relación con la educación teológica, la obra misionera que se planificaría y realizaría en forma conjunta, el uso de las propiedades que había adquirido The Christian and Missionary Alliance y que eran utilizadas por la Alianza Cristiana y Misionera Argentina. Para concretar estos objetivos se formaron comisiones de trabajo con integrantes de amabas Alianzas.
En 1991, por iniciativa de la Alianza Argentina, se formó la Agencia Misionera Aliancista del Cono Sur (AMACoS) integrada por representantes de las Alianzas de Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Argentina. La finalidad de esta organización misionera fue unificar recursos humanos y económicos para enviar, inicialmente, misioneros para comenzar nuevas iglesias en los países limítrofes y en Europa. Las primeras actividades se centraron en Bolivia y, posteriormente, en Paraguay. Actualmente AMACoS se fusionó con la Confraternidad Aliancista Latinoamericana lo que permite desarrollar un trabajo misionero más significativo.
La juventud Aliancista se organizó en los años 1948/49, realizando congresos juveniles que en 1951 se establecieron como una actividad oficial. La primera organización se llamó Juventud Aliancista Cristiana Misionera (JACMA). En 1949 se creó el Departamento de Educación Cristiana cuyas primeras actividades fueron campamentos para niños y adolescentes. Por su parte las damas se organizaron oficialmente en 1958, desarrollando diversas actividades a nivel local, distrital y nacional.
En 1990 nació Publicaciones Alianza, organizado por la The Christian and Missionary Alliance responsable de editar materiales para la escuela dominical, escritos inicialmente por Betty y David Constante y posteriormente por otros autores del equipo editorial que formaron. También editaron libros para capacitar maestros y material para adolescentes y adultos.
Sistema de gobierno
Siendo el fundador de extracción presbiteriana, la organización que estableció siguió en gran parte el modelo presbiteriano. En nuestro país la Alianza Cristiana y Misionera Argentina tiene personería jurídica como Asociación Civil sin fines de lucro que le da el marco legal, por lo cual está inscripta en todos los organismos estatales correspondientes, realiza las Asambleas Anuales y tiene todos los libros y la documentación requerida por los organismos de control del estado. También está registrada en el Fichero de Cultos de la Nación.
Con relación a la organización interna la Alianza se rige por los Estatutos aprobados por la Inspección de Justicia y por Reglamentos Internos. Tiene tres niveles de organización: local, distrital y nacional. Cada congregación tiene libertad para desarrollar sus actividades dentro del marco de los Estatutos y Reglamentos. Para acortar distancias se formaron ocho distritos que tienen su Junta Directiva con la responsabilidad de organizar las actividades en cada región de acuerdo con los proyectos establecidos por la Junta Directiva Nacional y aprobados en la Asamblea Anual de la denominación. Las autoridades nacionales son nombradas por cuatro años, renovándose cada dos años por partes, pudiendo ser reelegidos por dos períodos más. Las distristales tienen un mandato por dos años, pudiendo ser reelectos también por dos períodos más.
Los presidentes de cada distrito forman parte de la Junta Directiva Nacional como vocales. De esta forma cada distrito está representado y puede informar y organizar planes de trabajo en concordancia con toda la denominación.
Las iglesias locales tienen la facultad de elegir al pastor y a sus líderes en Asambleas Ordinarias o Extraordinarias de acuerdo con la reglamentación vigente. Anualmente los pastores y ancianos proponen a la Asamblea los nombres de las personas que serán responsables de los diversos ministerios para que los aprueben.
Doctrinas distintivas
Como mencionamos al estudiar su biografía, Alberto Benjamín Simpson fue descubriendo y experimentando la gracia y el coder del evangelio de Jesucristo. El Señor le fue guiando a vivir distintas experiencias, algunas muy difíciles, para que pudiera conocer a Cristo en toda su grandeza y a disfrutar de todos los beneficios de su obra en la cruz. De esa forma su teología no fue solamente teórica, sino experimental. Lo que vivió le permitió conocer, creer y aceptar las grandes verdades del evangelio que nos ofrece una redención total en Cristo. Nació de esta manera el evangelio cuádruple que otras organizaciones cristianas, como las Asambleas de Dios y la Iglesia Cuadrangular, adoptaron como propias al experimentar su poder.
Cristo el Salvador
La Alianza cree que Cristo es el único camino y medio para alcanzar el perdón de todos los pecados y la vida eterna (Juan 1.12; Hechos 4-12), Al arrepentimos de nuestros pecados y creer en la muerte y resurrección de Jesús somos justificados, regenerados y aceptados como hijos de Dios, Fuera de jesús no hay posibilidad alguna de salvación.
Cristo el Santificador
Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador somos santificados, esto es apartados del pecado para vivir en santidad sirviendo al Señor. Esta obra la realiza el Espíritu Santo quien nos capacita para vivir santamente agradando a Dios (1 Pedro 1.13-16). Al aceptarle como nuestro Salvador y Señor Cristo comenzó una obra en nosotros que la perfeccionará día a día (Filipenses 1.6).
Cristo el Sanador
Consideramos que Jesús llevó sobre la cruz nuestros pecados, pero también nuestras enfermedades (1 Pedro 2.24) Durante su ministerio terrenal Jesús sanó todo tipo de enfermedades (Marcos 6.56). La iglesia primitiva creyó esta verdad y oraban por los enfermos y éstos sanaban (Hechos.3 1-16; 5.14-16). De igual manera oramos por los enfermos y, en ocasiones, los ungimos con aceite, como leemos en Santiago 5.13-15.
Cristo el rey que vuelve
La Alianza cree que Jesús volverá para buscar a su iglesia (Hechos 1.11; Juan 14.3; Mateo 24.30). Esta esperanza da sentido a la vida y es una dinámica espiritual que nos inspira para servirle con fidelidad.
Características principales
Fraternidad interdenominational
La Alianza nació, como su nombre lo indica, como la alianza de hombres y mujeres de Dios que desean vivir en santidad y proclamar el evangelio en todo el mundo. Por este motivo la Alianza siempre fue una denominación que desarrolló un ministerio de acercamiento con otras denominaciones y su Instituto siempre estuvo abierto para capacitar a cristianos de todas las corrientes evangélicas. Por esta forma de ser la Alianza
apoyó todos los esfuerzos evangelísticos organizados por entidades cristianas fieles a la Palabra y fue una entusiasta cooperado en la formación de los Consejos Pastorales en todo el país, al punto que muchos fueron formados y presididos por pastores aliancistas.
Capacitación de Obreros – Institutos Bíblicos
Como apreciamos al narrar la historia de la Alianza, desde sus comienzos en Estados Unidos, siempre trató por diversos medios de capacitar a los futuros pastores y obreros, comenzando institutos en todos los lugares donde se instaló. Actualmente el IBBA tiene catorce Centros de Capacitación Ministerial en diversos lugares del país con casi trescientos alumnos que cursan doce materias.
Misión: Predicar donde no había testimonio y plantar iglesias
La evangelización y las misiones fueron el motivo de su existencia. Para concretar esta visión apreciamos que, durante toda su historia, la Alianza buscó proyectarse a lugares donde no había testimonio. La Alianza Cristiana y Misionera Argentina tiene la alegría de haber comenzado la obra en Uruguay y Paraguay y en Atshugi, (Japón). Algunos de nuestros jóvenes están sirviendo en otros países como la India, Japón y Europa Oriental,
Conclusión
Hemos recorrido brevemente más de cien años de historia, dando una breve reseña de lo que es la Alianza Cristiana y Misionera Argentina y de lo que hizo. En los cinco continentes hay cristianos que salieron de la Alianza Cristiana y Misionera Argentina o que estudiaron en el Instituto Bíblico Buenos Aires.
También hay pastores, misioneros, ministros y hermanos que pasaron por alguna de nuestras iglesias y que hoy son motivos de bendición en otras organizaciones cristianas. Damos gracias a Dios por haber llamado a Alberto Benjamín Simpson para comenzar este movimiento que sigue predicando a Jesucristo con el deseo de su pronto retorno.
Palabras clave
- Fraternidad interdenominacional
- Evangelizar el mundo
- Capacitar obreros
- Establecer iglesias
Síntesis
La Alianza Cristiana y Misionera nació como resultado de la pasión evangelística de un hombre llamado por Dios para predicar el evangelio a personas pobres y necesitadas, por lo cual dejó la comodidad de pastorear una iglesia de personas ricas. Experimentó la gracia de Dios al ser salvo, santificado y sanado por el Señor Jesús.
Se unió con pastores de diversas denominaciones que tenían la misma visión y trabajaron para que los cristianos sean santos y comprometidos con la evangelización del mundo. Dios usó a Alberto Benjamín Simpson y hoy la Alianza Cristiana y Misionera está trabajando en ochenta y un países.
Bibliografía
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