Teología e Historia, Volumen 2, Año 2004, pp. 195-208 ISSN 1667-3735
La Reforma Protestante en España era frustrada en gran manera, aun aplastada, por la Inquisición. Sin embargo, la popularidad actual de la versión de la Biblia Reina-Valera en el mundo hispano parlante nos indica que por lo menos uno de los resultados de la Reforma Protestante española tuvo un éxito que los protestantes mismos del siglo XVI nunca vieron ni siquiera soñaron.
Quisiera dividir este ensayo en tres partes. En primer lugar, veremos algo acerca de la entrada y difusión en España de varias formas del humanismo y las corrientes teológicas que lo acompañaron. Luego veremos la reacción oficial que tomó la política eclesiástica en España con respecto a las ideas y libros producto de los humanismos europeos. Por último, veremos algo acerca de los protestantes españoles en exilio y la traducción de la Biblia del Oso, como es conocida la famosa traducción de la Biblia al castellano por el humanista protestante Casiodoro de Reina. Espero provocar un sentido de la obra milagrosa que es la sobrevivencia de la Biblia más común en el idioma castellano.
La entrada y difusión del humanismo en España
No se puede entender la Reforma Protestante, y las Reforma y Contrarreforma Católicas del siglo XVI, sin entender las varias formas y tendencias del humanismo de los siglos XV y XVI. La adopción política o estatal de las varias corrientes del humanismo, además de las varias teologías reformistas en esa época, es lo que dio éxito a una reforma u otra en las iglesias europeas en el siglo XVI. Es especialmente el caso de España.
En ios últimos años del siglo XV, los Reyes Católicos —Isabel de Castilla (1474-1504) y Fernando de Aragón (1479-1516)— lograron unificar la península ibérica bajo una sola fe: la católica. En los territorios gobernados por ellos, sobre todo en los gobernados por Isabel, comenzaron a imponer medidas estrictas para mantener la pureza de la fe católica frente a olías religiones (el islam y el judaismo), y frente a la ignorancia e inmoralidad de los partidarios de la fe católica. Isabel y su confesor, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (†1517), facilitaron la entrada del humanismo en España como herramienta para mejorar el conocimiento de la fe católica y con este propósito abrieron las puertas de la Universidad de Alcalá.
La primera universidad española, la de Salamanca (creada en 1396), tiene escrito en la fachada plateresca la leyenda del escudo de los Reyes Católicos: “Los Reyes, para la cultura, y ésta, para los reyes”.1 En los primeros años de la nueva Universidad Complutense, parecía que la leyenda escrita en Salamanca era vigente en Alcalá también. La Universidad Complutense (o de Alcalá) era uno de los últimos proyectos de la Reina Isabel y de Cisneros. La universidad se constituyó mediante una bula papal expedida en 1499 pero no lúe inaugurada hasta 1508.
La primera gran obra de los doctores de la nueva universidad era la Biblia Políglota, obra dirigida por Cisneros y terminada en 1514 (aunque no fue publicada hasta 1520). Cisneros empleó las mejores herramientas de los estudios lingüísticos del movimiento humanista y el estudio de textos antiguos en sus idiomas originales al servicio de la memoria de la fallecida reina y en honor a su misión preterida: la educación y la reforma del clero católico español, juntó en Alcalá los mejores hebraístas de España, todos nuevos conversos del judaismo a la Iglesia Católica, y los mejores estudiantes del griego y del latín clásico. La Políglota Complutense era una obra maestra y la Universidad de Alcalá pudo presumir de la mejor facultad de estudios bíblicos de la catolicidad de su época. El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros abrió las puertas de la intelectualidad hispana al humanismo erasmista.
Luego de la publicación del Nuevo Testamento en griego de Erasmo de Rotterdam en 1516, Cisneros invitó al gran humanista holandés a colaborar en la Universidad de Alcalá. Erasmo no aceptó la invitación. Parece que no tenía interés en “hispanizarse”, aunque por algunos pocos años los eruditos españoles estuvieron dispuestos a “erasmizarse” profundamente.2 Aunque Erasmo no concurrió a la Universidad de Alcalá, sus escritos comenzaron a difundirse en España. Así entraron no solamente sus obras lingüísticas en latín y griego, sino también su pensamiento religioso acerca de la filosofía de Cristo en el Enchiridion militis christiani y sus burlas en contra la religiosidad monástica en la Moría. Pero con la muerte de Cisneros en 1517 y la rapidez de la censura romana contra los escritos de Erasmo, las puertas abiertas pronto cerraron y con vehemencia a partir de 1519.
Con la apertura ibérica a los escritos de Erasmo pudieron entrar también las primeras obras de Martín Lutero, quien para esa Fecha todavía no había sido excomulgado. La obra literaria de estos dos autores también influyó en la producción literaria española de teólogos y místicos. En la primera condenación de libros heréticos, la Inquisición entremezcló bajo el rubro “luterano” obras de varios autores europeos y españoles que contenían rasgos erasmistas, luteranos y de los alumbrados españoles.
En la primera mitad del siglo XVI en España, las nuevas ideas humanistas, teológicas y espirituales propagaron con facilidad en los círculos de damas de la pequeña nobleza y de la burguesía. El nuevo intelectualismo y la mayor facilidad para obtener libros que la educación casera de las grandes casas de la nobleza y la burguesía ofrecieron a las hijas tanto como a los hijos, le dio a una nueva generación de mujeres la oportunidad de ocuparse con juegos intelectuales además de las manualidades tradicionales. En esa época comenzaron a surgir los salones de intercambio intelectual patrocinados por grandes mujeres tanto en España como en otras partes del continente europeo. El ejemplo más notable de este movimiento intelectual de las mujeres era Margarita de Angulema, hermana del Rey Francisco I de Francia y esposa del Rey Enrique II de Navarra. Ella invitaba a las lumbreras más destacadas del humanismo y de las nuevas corrientes religiosas a presentarse en su corte en Navarra para debatir su obra literaria y tuvo una influencia importante en la protección de las nuevas herejías en Francia y en Navarra. En España los grupos de varones y mujeres que se juntaban en los salones “femeninos” charlaban de las nuevas literaturas de todo tipo, poesías de amor, tratados teológicos, obras de los grandes autores místicos españoles…3 Así se difundieron rápidamente muchas nuevas ideas religiosas y teológicas tanto españolas como extranjeras en territorio español. Cuando comenzó la persecución de libros heréticos, estas mujeres siguieron compartiendo libros e ideas clandestinamente.
La reacción oficial hacia el humanismo y reforma eclesiástica en España
La censura de libros prohibidos a partir del año de la excomunión de Lutero en 1521 era la primera etapa en la lucha de la Iglesia española contra la herejía. En la segunda etapa, a partir de 1559, la Inquisición precisó la prohibición de Biblias que no fueran la Vulgata y también empezó una serie de autos de fe en los cuales murieron muchos que se sospechaban de herejía.
En 1519, el Rey Carlos I de España y de los territorios españoles en las Américas, heredero de los territorios Hapsburgos en Austria y los Países Bajos, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano. Lina de sus primeras preocupaciones como emperador tenía que ver con los movimientos independentistas de los príncipes alemanes que protegían a Lutero y sus colegas en la Universidad de Wittemberg. Su elección como emperador había sido controvertida y él tenía que establecer su autoridad. Carlos no era muy español pues nació y se crió en los territorios de los Hapsburgos en los Países Bajos. Dejó mucho de la gobernación en España en manos de la Iglesia. Pudo confiar en un mejor apoyo eclesiástico en España y sus colonias americanas que en el Imperio donde había más competencia por el poder. Carlos V no pudo frenar el comercio de libros en toda Europa pero sí lo pulo hacer en la península ibérica a través de la Inquisición.
También en 1519, la segunda edición del Nuevo Testamento en latín de Erasmo provocó una reacción contraria muy fuerte en la Universidad de Alcalá. Tanto este hecho como la excomunión de Entero bajo la política de Carlos V y del Papa León X (1513-1521) llevaron al cardenal Adriano, en calidad de inquisidor general, a publicar en abril de 1521 “un edicto ordenando la búsqueda y el secuestro de las obras de Lotero que se pudieran encontrar en España”.4 En 1523 y 1524 se publicaron otros edictos condenando los libros de “Lutero y sus secuaces” sin diferenciar entre autores.5 Bajo este rubro, la circulación y el comercio de todo tipo de libro sospechoso, por cualquier autor indiscriminadamente, eran puestos en peligro. Así muchos de los escritos erasmistas, luteranos y de los alumbrados eran condenados juntos. En 1525 se publicó la primera lista de libros condenados. La persecución de libros heréticos fue una de las acciones más sostenidas por la Inquisición a lo largo del siglo XVI y especialmente entre 1521 y 1559. El Indice de 1559 enfatizaba la prohibición de la circulación de todo tipo de Biblia o parle de ella que no fuera de la Vulgata de Jerónimo, la única versión de la Biblia autorizada y aprobada por el Concilio de Trento en 1546.
La persecución de libros prohibidos llevó la Inquisición a una serie de autos de fe a partir de 1559 principalmente en Sevilla y en Valladolid. La ciudad de Sevilla está ubicada estratégicamente en la costa atlántica, ubicación estratégica en el siglo XVI para los comerciantes de libros que querían vender tanto en la península ibérica como en las Américas. En 1557 se encontraron dos toneles repletos de libros mandados de Ginebra por Juan Pérez de Pineda. Estos libros estaban destinados a una distribución clandestina en Sevilla, pero los inspectores de la Inquisición los encontraron y los quemaron en un fogonazo.
La primera historia escrita sobre los iniciales brotes del protestantismo en España es Sanctae Inquisitionis Hispánicas artes de un tal Reginaldo González Montes, seudónimo de Casiodoro de Reina, oriundo de Sevilla, publicado en Heidelberg en 1567.6 Según su narración, en 1552 hubo un proceso inquisitorial contra un tal doctor Juan Egidio, candidato para el obispado de Sevilla. La Inquisición decidió que algunas de sus doctrinas eran heréticas y lo condenaron a retirarse de sus oficios en la Iglesia por un año. Sin embargo, pudo seguir enseñando extraoficialmente en Sevilla. La creciente comunidad evangélica en aquella ciudad se mantuvo de modo clandestino, hasta que se descubrieron y quemaron los libros confiscados en 1557. En seguida, los protestantes comenzaron a huir hacia los centros luteranos y calvinistas de Europa. A partir de 1559 la Inquisición comenzó a perseguir a los protestantes que no habían podido escapar. Entre ellos se incluyeron integrantes del convento de monjes Jerónimos de San Isidro del Campo y de los conventos de monjas jerónimas de Santa Paula, y dominicas de Santa Isabel. Además de estas religiosas, también la Inquisición condenó varias damas de la alta sociedad de Sevilla en el auto de fe de 1559. Los autos de fe en Sevilla siguieron hasta el fin del siglo y la limpieza de la herejía protestante fue muy eficaz.
En Valladolid, Castilla, también a partir de 1558 la Inquisición batallaba ferozmente contra el luteranismo en la sociedad elite. Apenas se descubrió que había un foco de la herejía luterana en Valladolid, la Inquisición respondió con rapidez y con fuerza.7
La política inquisitorial, entonces, tomó dos medidas nuevas a partir de 1559. La prohibición de toda Biblia en el índice de libros censurados y los autos de fe en que murieron centenares de herejes protestantes. Esta segunda etapa se desarrolló bajo la vigilancia del Rey Felipe II8 (1556-1598) quien era, en contraste con su padre Carlos I, un rey nacido y criado en España y además, como los Reyes Católicos, un feroz defensor de la catolicidad española.
La comunidad protestante española en exilio
En el segundo cuarto del siglo XVI todavía no había protestantes declarados en España. Sin embargo, la persecución de libros heréticos hizo que muchos autores españoles cuya teología había sido influida por Lutero o Erasmo tenían que huir del país. Algunos de ellos, como Juan de Valdés y Francisco de Enzinas, encontraron protectores en el extranjero lo que les permitía seguir con sus trabajos literarios y oratorios. Otros, como Jaime de Enzinas y Juan Díaz, fueron perseguidos hasta la muerte en el extranjero. De hecho, Díaz murió víctima de la mano de su propio hermano Alfonso, consejero de Carlos V.
Juan de Valdés había sido alumno en la Universidad de Alcalá y ahí recibió su primera formación humanista y erasmista. Se fue a Roma en 1530, donde conoció las obras de Lutero, de Zuinglio y de varios autores italianos influenciados por la obra de Calvino, como Bernardino Ochino y Pedro Mártir Vermiglio. Al convertirse del erasmismo al luteranismo, se refugió en Nápoles en los círculos de Vittoria Colonna y su cuñada, la Duquesa Guilia de Gonzaga. Allí escribió numerosos tratados teológicos en español para enseñar y consolar a sus patronas y a otros refugiados españoles. Murió repentinamente en 1541.
Francisco de Enzinas y su hermano Jaime recibieron influencias protestantes en su propio hogar en Burgos. Jaime se fue a Roma donde fue quemado por la Inquisición en 1546. Francisco se matriculó en la Universidad de Lovaina en 1539. De ahí se fue viajando de un centro universitario a otro. Estudió un tiempo con Melanchthon en Wittemberg, con Bucero en Estrasburgo, y con Calvino en Ginebra. En Ginebra encontró la amistad de Sebastián Castellio, conocido como el Apóstol de la tolerancia religiosa. Castellio había tenido que irse de Ginebra en 1545 por sus desacuerdos con Calvino y el consejo pastoral en dos asuntos: 1) la pena capital del filósofo español Miguel Serveto que también tuvo que huir de España, y 2) desacuerdos hermenéuticos acerca del Cantar de los Cantares y las Epístolas de Pablo a los Corintios.9 La creciente amistad entre Castellio y Enzinas le ganó a Enzinas la enemistad de los ultracalvinistas de Ginebra y él siguió a su amigo a Basilea. Castellio había traducido el Nuevo Testamento del griego al latín clásico, y Enanas tradujo esa obra al castellano. Enzinas dedicó su traducción al Emperador Carlos V y en 1543 se la presentó personalmente. Cuando los consejeros del emperador le avisaron que Enzinas había estudiado con Melanchthon y otros luteranos, Carlos ordenó su encarcelación Sin embargo, algún guardia descuidado dejó la puerta de su celda abierta y Enzinas escapó, huyendo a Basilea.
Se podrían concar otras historias de héroes protestantes españoles en exilio durante la primera parte del siglo XVI, por ejemplo Juan Pérez de Pineda, quien mandó los libros de Ginebra a Sevilla, y Constantino Ponce de la Fuente. Pero la literatura existente se ha especializado en este aspecto del protestantismo español.10 Nos detendremos solamente en la persona que ha dejado una herencia de suma importancia en el mundo hispanoparlante.
Uno de los refugiados de Sevilla en 1558 era el erudito maestro de los herejes, Casiodoro de Reina. De todos los exiliados en Sevilla y Valladolid, Reina es una de las dos personas a quienes la Inquisición dio el título de heresiarca. Casiodoro se dirigió a Ginebra donde Calvino lo puso como pastor de los refugiados españoles e italianos por un tiempo. En Ginebra, se propuso traducir de los idiomas originales al castellano ambos testamentos de la Biblia. No pidió la colaboración ni la autorización de los pastores de Ginebra cuyo pastor principal era Calvino.
La vida de Casiodoro de Rema durante los próximos años parece la de un héroe de una película de acción. Voy resumiendo los puntos sobresalientes sin entrar en detalles.11 Los que quieran saber algo más pueden consultar la bibliografía citada al pie.
Su tiempo en Ginebra era corto pues simpatizaba con el enemigo jurado de Calvino. Sebastián Castellio, en sus ideas acerca de la libertad de religión. Profesó públicamente su opinión sobre que a los anabaptistas se les debía considerar como hermanos, y se decía que cada vez que paseaba por el lugar donde los diligentes de Ginebra habían condenado a Serveto a la muerte, Reina lloraba.12
De Ginebra fue a Londres donde se quedó desde 1559 hasta 1564. Es interesante anotar que en ese mismo año cuando se fue de Londres, murió Calvino en Ginebra. En Londres, un espía de la Inquisición se infiltró en su taller como colaborador en la traducción del Antiguo Testamento. El mayor trabajo del espía era el de reducir la autoridad pastoral y doctrinaria del pastor de los refugiados españoles en Londres. Además, los ultracalvinistas en Londres denunciaron falsamente a Casiodoro delante de la Reina Isabel I. Repentinamente Casiodoro tuvo que huir a Amberes con su esposa e hijos pequeños. Uno de sus colaboradores verdaderos salvó su trabajo de traducción y se lo mandó pocos días después. De Amberes, la familia de Reina pasó por Frankfurt, Heidelburg, Estrasburgo y Basilea, donde por fin pudo concretar la publicación de su Biblia en 1568.
Hubo varias razones por las que no quiso la protección de Calvino y el consejo de pastores en Ginebra en su traducción de la Biblia. No apoyó su trabajo en la traducción francesa de Ginebra ni quiso referirse a las anotaciones de los pastores de Ginebra. Además de las fuentes originales hebrea y griega, se refirió a la traducción latina con las anotaciones del Nuevo Testamento de Sebastián Castellio. y basó su traducción del Antiguo Testamento en la Biblia de Ferrare de 1553, hecho por un judío español. Mantuvo el numero y orden de libros del Antiguo Testamento establecido por el Concilio de Trento para poder hacer circular su obra más fácilmente en Es paña. Por la visión tan ecuménica que tenía Reina, los pastores en Ginebra, donde predominaron los ultracalvinistas después de la muerte de Calvino, no lo iban a acompañar. Pero como vimos arriba, la falta del apoyo de la iglesia calvinista en Ginebra presentó trabas en su trabajo.
En 1567 y 1568 Reina y su familia estaban en Basilea negociando la futura impresión de su Biblia en la famosa casa editorial de Oporino, editora de muchas de las obras de Erasmo. Reina también obtuvo la financiación de un banquero calvinista español de Basilea, Marcos Pérez. Desafortunadamente, el contrato negociado y el pago hecho de 400 florines (los que según Carlos Gilly eran el equivalente a cuatro años de sueldo de un profesor universitario de la época) no lograron el objetivo: Oporino murió en julio de 1568 habiendo utilizado el dinero para pagar unas deudas. Otra vez, Reina tuvo que buscar una casa editorial y la financiación.
Decidió imprimir su obra en la casa de Tomas Guarin en Basilea. Pero antes, escribió una carta a un amigo indicando que la iba a imprimir en Ginebra. En seguida, la Inquisición se alertó, esperando el momento para perseguir una Biblia en español que saliera de Ginebra. También; para confundir a la Inquisición que estaba buscando prohibir la entrada de Biblias en España con toda fuerza, Reina puso la estampa con el oso que se utilizaba en la imprenta de Apiario. Por eso, se la ha conocido como la Biblia del Oso. La Biblia de Casiodoro de Reina pasó por un disfraz más antes de llegar a España. Los comerciantes llevaron ejemplares del mercado de libros en Frankfurt a Amberes. Allí, cambiaron las portadas de muchos de estos ejemplares por el frontispicio del Diccionario de Ambrogio Calepino. En otros, les sacaron la primera hoja con la estampa del oso. La primera edición de la Biblia del Oso llegó a España con varios disfraces.
Los ejemplares de la Biblia de Casiodoro de Reina que sobrevivieron la Inquisición del siglo XVI se quedaron con amigos y familiares de Casiodoro en Frankfurt y Basilea. En base de ellos, el ultracalvinista y antiguo discípulo de Reina Cipriano de Valera transformó la traducción de Reina a una Biblia protestante, publicada en 1602.
Resumen y conclusiones
Como hemos visto, la Reforma Protestante no pudo echar raíces en tierra española en el siglo XVI. Los índices de libros prohibidos por la Inquisición y la subsiguiente persecución de estos libros produjeron un control extremadamente estricto sobre la reflexión y práctica religiosas en la España del Siglo de Oro. Siglo que produjo autores como Miguel de Cervantes y místicos como Teresa de Avila y Juan de la Cruz junto con una intolerancia terrible. En España, ideas y obras sin el apoyo del Santo Oficio de la Inquisición eran condenados a la extinción. Además, la política de intolerancia religiosa logró la exterminación de las pocas y pequeñas comunidades protestantes que surgieron hacia la mitad del siglo. Frente a esta posición tan formidable y completa, se puede imaginar cómo era la vida de los refugiados protestantes españoles en otras partes de Europa. Los exiliados que podían adaptarse a la ideología de un centro protestante u otros pudieron vivir tranquilamente pero bajo la sombra de otros gigantes protestantes. Los que como Casiodoro de Reina luchaban para comunicar su propio entendimiento de la Palabra de Dios sin conformarse a otro “gigante”, sufrieron una doble discriminación. Frente a la oposición tanto de la Inquisición española como de la creciente intolerancia de los protestantismos del fin del siglo, la obra de traducción de Casiodoro de Reina parece haber sido una obra supra humana. Aunque se puede disputar el valor lingüístico y exegético de la versión Reina-Valera, hoy en día no se puede dudar del valor casi milagroso c histórico de ella
Bibliografía
Centro de Estudios de la Reforma, http://www.interbook.net/personal/cer/.
Ver sobre todo los links de la Biblioteca, http://www.interbook.net/personal/cer/Biblio/Bibliogl.htm y de la Enciclopedia, http://www.interbook.net/personal/cer/Enciclo/.
García-Villoslada, Ricardo, director, Historia de la Iglesia, en España, Lomo 111/2°, “La Iglesia en la España de los siglos XV y XVI”, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, La Editorial Católica, 1980. Aunque esta serie de tomos trata de la historia de la Iglesia Católica en España, los varios colaboradores incluyen excelentes anotaciones bibliográficas basadas en fuentes primarias y secundarias que refieren a los movimientos políticos y religiosos paralelos a la Iglesia “oficial” en España en cada época de su historia.
Gilly, Carlos, Spanien und der Basler Buchdruck bis 1600, Basel/Frankfurt am Main, Verlag Helbing & Lichtenhahn, 1985. Cilly no tiene tanto interés en una confesión religiosa u otra, sino más bien trata del humanismo en general y la problemática del libre comercio de libros generados por los humanistas en el primer siglo y medio de la imprenta
movible. Supuestamente su libro ha sido traducido al español, pero no he encontrado datos bibliográficos de tal traducción.
Gilly, Callos, “Defensa de Casiodoro de Reina”, sin fecha, tomado de la página de internet http://wwv.geocities.com/HotSprings/Resort/4367/crhistoria.html. Desde aquí se puede acceder a links acerca de otras personas vinculadas con la historia de la Biblia en lengua castellana.
Gutiérrez Marín, Manuel, Historia de la Reforma en España, Barcelona, Editoriales del Nordeste, 1973. Gutiérrez Marín presenta breves reseñas biográficas de algunos de los protestantes españoles más notables y una selección antológica de sus escritos.
M’Crie, Tomás, Historia de la Reforma en España en el Siglo XVI, traducido del inglés por Adam F. Sosa, Buenos Aires, La Aurora, 1942. La obra original es del 1829.
Wilkens, C A Spanish Protestants in the Sixteenth Century, traducido del alemán por Rachel Challice, London, William Heinemann, 1897. La obra original es de 1888.
Información acerca de los aportes de mujeres en la cultura intelectual de España en el siglo XVI:
Anderson, Bonnie S. y Zinsser, Judith P., Historia, de las Mujeres: Una historia propia, volumen 2, Barcelona, Crítica, 1992.
Duby, Georges y Perrot, Michelle, directores, Historia, de las Mujeres, Lomos 5 y 6, “Del Renacimiento a la Edad Moderna: Los trabajos y los días” (el 5) y “Discurso y disidencias” (el 6), traducidos por Marco Aurelio Glamarini, Taurus Ediciones, 1993.
Kathleen M. Griffin, de nacionalidad norteamericana, es licenciada en Teología por la Fuller Theological Seminary, master en “Historia de la Reforma” del Princeton Theological Seminary, profesora en el Departamento de Historia de ISEDET-Instituto Universitario, profesora en Estudios Teológicos en el Seminario Emanuel de ALIDD (Asociación La Iglesia de Dios) y pastora ordenada por la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos. Colabora en tareas pastorales en ALIDD.
* La base de este ensayo es producto del programa para el Día de la Reforma del año 2000 en el Instituto Universitario – ISEDET. Esta era la primera de dos ponencias sobre el tema “La Reforma frustrada en España y en sus colonias de América”. La segunda ponencia estaba a cargo del Dr. Jerónimo Granados.
1 Martín, Melquíades Andrés, “Pensamiento teológico y vivencia religiosa en la Reforma Española (1400-1600)”, la novena parte de Historia de la Iglesia en España: Tomo II1/2º, La Iglesia en la España de los siglos XV y XVI, dirigida por José Luis González Novalín, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, La Editorial Católica, 1980, p. 294.
2 González Novalín, José Luis, “La Inquisición Española”, op. cit., octava parte, p. 161.
3 Véase Martine Sonnet, “La educación de una joven” en Duby, Georges y Perrot, Michelle, directores, Historia de las Mujeres, tomo 5; Del Renacimiento a la Edad Moderna: Los trabajos y los días, traducido por Marco Aurelio Glamarini, Tauros Ediciones, 1993, pp. 129-166; y Anderson, Bonnie S. y Zinsser, Judith
P., Historia de las Mujeres: Una Historia Propia, volumen II, Barcelona, Crítica, 1992, sexta parte, “Mujeres de las Cortes: gobernantes, mecenas y damas de honor”, pp. 23-123. Los autores de Historia de la Iglesia en España Torno 111/2° también mencionan cada tanto el nombre de alguna mujer española importante que formaba grupos de discípulos en las nuevas corrientes espirituales en España en el siglo XVI.
4 González Novalín, pp. 181-182.
5 Ibíd.
6 José Luis González Novalín provee un análisis minucioso de partes de esta obra en Historia de la Iglesia en España, Tomo 111/2°, pp. 203-219.
7 Ibíd., pp. 220-224.
8 García-Villoslada, Ricardo, “Felipe II y la Contrarreforma Católica”, la séptima parte de Historia de la Iglesia en España, Tomo 111/2°, pp. 5-37.
9 Datos sobre la vida de Sebastián Castellio se encuentran en Ferdinand Buisson, Sébastien Castelion: Sa vie el son oeuvre (1515-1563), Nieuwkoop, B. De Graaf, 1964. Es una reimpresión del original de París, Hachette, 1892.
10 Las obras escritas por protestantes en el siglo XIX se han especializado en Ja hagiografía de los héroes españoles de la Reforma. Véase M’Crie, Tomás, Historia de la Reforma en España en el. Siglo XVI, traducido del inglés por Adam F. Sosa. Buenos Ares, La Aurora, 1942, la obra original es del 1829. Y también, Wilkens, C.A., Spanish Protestants in the Sixteenth Century, traducido del alemán por Rachel Challice, London, William Heinemann, 1897; la obra original es del 1888. Una obra más reciente y más equilibrada en sus presentaciones biográficas de los protestantes españoles es de Gutiérrez Marín, Manuel, Historia de la Reforma en España, Barcelona, Editoriales del Nordeste, 1973. Su mayor preocupación, sin embargo, es la presentación de una antología selecta de los escritos de los protestantes españoles.
11 Sigo las conclusiones de Carlos Gilly en “Casiodoro de Reina” en la Enciclopedia del Centro de Estudios de la Reforma, http://www.interbook.net/personal/cer/Enciclo/Reina.htm. El trabajo de Gilly es menos hagiográfico que los demás amores cuyo trabajo biográfico acerca de Casiodoro de Reina he leído. Además, Gilly demuestra la evidencia en fuentes primarias y su argumentación con respecto a detalles controvertidos de la vida de Reina. Véase también Gilly, Carlos, Spanien und der Basler Buchdruck bis 1600, Basel/Frankfurt am Main, Verlag Helbing & Lichtenhahm, 1985.
12 Ibíd.