Teología e Historia, Volumen 3 y 4, Año 2005, pp. 63-83 ISSN 1667-3735
Introducción
Aunque este trabajo se referirá a las iglesias protestantes, corresponde mencionar que, en el primer intento de radicación en las Malvinas, hecho por el francés Louis de Bougainville en 1763, se encontraba el sacerdote católico Dom Pernety que dejo un importante libro. Cuando las islas fueron reconocidas como españolas en 1767 viajaron cuatro franciscanos. Felipe Ruiz Puente, el primer gobernador, erigió una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, lo que daría su nombre a la isla oriental. Luego los franciscanos fueron reemplazados por mercedarios.
Presumiblemente, después de la independencia en 1810, no hubo pobladores estables por varios años, hasta que en 1829, el gobierno de Buenos Aires nombró gobernador a Luis Vernet, descendiente de una familia de hugonotes radicada en Hamburgo. Colaboraron con él sus hermanos, miembros a su tiempo de la Iglesia Evangélica Alemana, pero no hubo entonces ningún ministro religioso, por lo que el mismo Vernet celebró dos casamientos civiles.
En 1833, los ingleses se apoderaron de las islas, pero no sólo no hubo presencia religiosa, sino que tampoco quedó un mínimo de gobierno establecido, lo que produjo una gran anarquía. Sin embargo, en ese mismo año tuvo lugar el primer casamiento, realizado según las normas anglicanas, por el teniente Robert Lowcay, que estaba al mando de un buque que recaló allí. Los novios eran el inglés Frederick Pearce y la criolla Petrona González. El mismo oficial bautizó a una criatura de la pareja, que nació cinco días después y presidió su entierro tres semanas más tarde.1
Después de algunos interinatos, en 1841 Richard C. Moody fue nombrado como teniente gobernador. Era un joven de 28 años y a ello puede deberse cierto grado de inexperiencia. Su sede continuaba siendo Port Louis, que había sido hasta entonces el fínico lugar poblado donde vivían sólo unas docenas de personas.
Tres semanas antes que Moody, llegó el capitán Alien F. Gardiner, quien fue mártir de la fe en Tierra del Fuego en 1851. La única actividad religiosa que encontró fue la lectura semanal del “Libro de Oración Común” que hacía el gobernador en su casa para unas pocas personas, suponemos que cumpliendo el reglamento. Gardiner organizó unas reuniones en la casa de Antonina Roxa, una argentina de color, que era de los muy pocos que quedaban del tiempo de Vernet y que en el censo se declaraba católica. La actividad se interrumpió cuando el misionero fue al Estrecho de Magallanes para intentar la evangelización de los tehuelches, que no tuvo éxito.
En un plano esquemático ordenado por el gobernador, figura una “Capt. Gardiner House”,2 que quizá sea una que le prestaron, después de estar en la precaria mencionada luego. Aunque recomendó el uso de las islas como base de operaciones misioneras, nunca volvió a ellas.
Es interesante que su visita coincidió con un censo, en el que aparece como “Alien Frederick Gardiner”, aunque su segundo nombre era Francis. Además se dice que era “misionero laico”, que tenía 50 años y que vivía en un bungalow portátil de madera. Al margen hay una nota explicando: “N.B. El Cap. Gardiner planea residir entre los patagones y sólo espera un traslado desde estas islas”. Luego se mencionan a su segunda esposa —Elizabeth Marsh—, de 23 años, a su hija Emily, de 11, y su hijo Alien Weare, de 10, que sería médico y misionero años después. Ambos eran fruto de su primer matrimonio.3
La sede de las autoridades fue trasladada en 1844 a la ubicación actual, con el nombre de Stanley, secretario de colonias del gobierno inglés, quien había autorizado el cambio de lugar.
El mismo año, David Casson, capellán de una nave, realizó varios bautismos y luego presidió otros el gobernador, quien tenía instrucciones de que “lugares adecuados y convenientes fueran reservados para el culto público”. En efecto, se dedicó al respecto una pieza en las barracas del puerto. El primer registro en la aún no existente catedral fue el bautismo de la bebé Mary, hija del soldado Thomas Yates y su esposa Margaret.4
La Iglesia Anglicana
En los primeros tiempos, la población era sólo de unas docenas de personas, amén de las tripulaciones de los barcos que paraban allí, pero había toda clase de vicios, lo que hizo pensar en la necesidad de un capellán. Moody propuso a su hermano James Leith. En realidad, ninguno de los dos era una gran personalidad, aunque la administración tuvo algunos adelantos importantes. Por culpas recíprocas, hubo muchas tensiones entre ambos hermanos. De hecho, su biografía describe al capellán como de “carácter excéntrico”.5 El sueldo asignado al capellán era de 300 libras anuales, la mitad que para el gobernador.
James L. Moody (1816-1896) había sido capellán naval, incluso cuatro años en la nave Thalia. Ya en su puesto en las Malvinas fue el primero en ocuparse de la instrucción pública, para lo que creó en 1846 una escuela con doce alumnos.
Continuó en su puesto cuando en 1848 George Rennie asumió el gobierno de las islas, siempre afectado por las intrigas domésticas de la pequeña población. En 1855 Rennie cedió en posesión el islote Keppel — Vigía para los españoles— a la Sociedad Misionera de la Patagonia, fundada por Gardiner, que planeaba llevar allí indios fueguinos para aprender artes de la civilización y conocer las verdades cristianas. Sería absurdo pensar que las labores de la Misión tenían un sentido imperialista, ya que sus relaciones con el gobierno siempre fueron tirantes. Las autoridades acusaban a los misioneros de maltratar a los indígenas, sin prueba alguna, y ponían trabas a su tarea. Cuando el capitán William Parker Snow, que comandaba la nave misionera,6 rompió con la institución, lo apoyaron haciendo fuertes críticas a sus empleadores.
En Stanley, Rennie amplió el lugar de culto como para que entraran 1 50 personas, o sea muchas más de las que vivían allí. Estaba ubicado en las actuales calles John y Villiers. También amobló debidamente el lugar.7
Posteriormente, se habilitó para el culto una parte de un enorme —e inútil— edificio frente a la costa. Se le dio el nombre de Sagrada Trinidad, pero nunca fue consagrado como iglesia. Cinco ventanas de forma adecúa da le daban aire de templo. Fue destruido en 1886 por un deslizamiento de tierra.
Moody pidió licencia en 1854, pero no volvió a las islas. Luego fue capellán en Gibraltar, Malta, China y Crimea. Se casó después de retirarse y tuvo tres hijos. Murió en 1896.
Su lugar fue ocupado por Henry Martyn Faulkner (¿1820?-1859), que había estado en la iglesia anglicana en Buenos Aires. En 1853 fue trasladado a Port Stanley, donde murió de “apoplejía” en 1859.
Le sucedió Charles Bull (1828-1884), que había sido capellán en Sud Africa.8 Llegó unos meses después de la muerte de Faulkner, tiempo en que el gobernador hacía la lectura del servicio. Muy pronto se quejó de la poca asistencia al culto ya que sólo iban 7 u 8 de los 540 habitantes. Era sin duda una personalidad conflictiva que tuvo muchos problemas con las autoridades, dado que éstas respetaban muy poco su ministerio.
Bull se mostró hostil con la actividad de la Sociedad Misionera de Sud América. Vistos con nuestros ojos, es posible que los métodos de ésta no hayan sido perfectos, pero es difícil entender por qué, sin más ni más, Bull admitió las acusaciones de malos tratos a los fueguinos que comenzaron a circular en los pequeños ámbitos isleños. Cuando en 1859, ocho miembros de la misión, incluyendo al pastor James Garland Phillips, fueron asesinados por los nativos en Wulaia, al sur del canal Beagle, Bull se puso contra ellos, durante el juicio que se hizo en Stanley al indio Jemmy Button que fue llevado con la acusación de ser el instigador. Bull alegaba que la masacre era una prueba más del resentimiento de los fueguinos contra los misioneros, aunque las evidencias no lo mostraban para nada.9
Lo curioso es que luego cambió totalmente de actitud, lo que posiblemente se debió a la gran capacidad de Waite H. Stirling, el nuevo misionero. Actuó como secretario honorario de la Sociedad y fue un gran apoyo de aquél cuando se estableció en Stanley en 1870 como primer obispo anglicano para Sud América. Stirling había recibido la noticia de su designación estando en Ushuaia, como primer habitante blanco en Tierra del Fuego y, por lo tanto, fundador de hecho de la ciudad. Entre sus muchas demostraciones de capacidad administrativa, se incluye la construcción de la magnífica catedral, que sigue siendo el edificio más importante de la población. Allí sirvió desde 1877.10
La nueva relación de Bull con la Misión se vio claramente cuando visitó su establecimiento en el islote Keppel. Contaba de un servicio al que asistió, donde hizo una exposición del capítulo 7 de San Marcos “mientras el Sr. Bridges traducía al fueguino con mucha fluidez”. A la tarde hubo otra reunión y le sorprendió la atención de los indígenas; por ejemplo, las mujeres hacían callar a sus bebés y todos cantaban con entusiasmo. Una de ellas dijo que quería que sus hijos fueran bautizados, pero el capellán le explicó que no podía ser así basta que no lo fueran sus padres. En su opinión, jamás podría transmitirse el evangelio en el idioma fueguino. También visitó el cementerio.
Cuando en 1867, un hijo de Jemmy Button falleció en Stanley, él ofició un servicio en el templo del pueblo, ocasión en que pronunció un discurso. Luego todos fueron en procesión al cementerio, donde procedieron al entierro. Se sabe el lugar de esa tumba, pero no está identificada.
Escribió una carta señalando la necesidad de contar con un obispo y más tarde recomendó a Stirling para ese puesto. También alababa las condiciones del joven Bridges, de quien contaba: “Acaba de pasar junto a mi ventana, del brazo de un nativo fueguino, explicándole todo mientras paseaban, haciéndolo con toda naturalidad”.11
Entre las realizaciones de Bull se puede mencionar una Sociedad de Temperancia en el año 1871. El alcohol era —y sigue siendo— el mayor problema social de las islas. Como ocurriera con Moody, no regresó después de sus vacaciones en 1872.
Ese año llegó el deán Lowther Brandon, que es reconocido como la personalidad más destacada en esa función. La historiadora británica M. B., Cawkell dice: “Nunca ha habido en las islas Malvinas y es improbable que haya alguien como Brandon”. Menciona que cía miope y algo sordo, pero “con una fuerte y formidable personalidad”. Gracias a esto, se ganó el respeto de la colectividad y las autoridades lo que, como veremos, no era algo fácil.
Hijo de un pastor, había nacido en Irlanda en 1876 y falleció en 1933. No se limitó a la población, sino que recorría a caballo grandes distancias yendo de estancia en estancia en ambas islas con una enorme linterna mágica. Creó una escuela para niños en Stanley, estableció la primera entidad bancaria, fundó dos bibliotecas y el primer periódico local, que contiene abundante información. No le faltaron problemas para hacer cambiar el concepto que se tenía de los ministros religiosos, ya que no se detenía en condenar lo que consideraba malo, especialmente los excesos en la bebida. Durante su ministerio, a partir de 1890 y especialmente polla acción del obispo Stirling, se levantó la espléndida catedral, que sigue siendo el eje de la vida urbana. Lamentablemente, se han construido dos edificios al otro lado de la calle, que da frente al mar, que perturban la hermosa vista que se tenía de ella.
En 1881 surgieron dudas sobre la validez de algunos matrimonios, especialmente los celebrados fuera de la catedral. El Consejo Legislativo aclaró que los lugares autorizados eran la Iglesia de la Santa Trinidad (anglicana), la escuela infantil de Stanley (es de suponer que para casamientos no religiosos), “el lugar de cultos presbiteriano” en Darwin y la capilla católico-romana de St. Mary en Stanley. Las actividades católicas habían comenzado en 1857, pero durante décadas fueron esporádicas.
Ejemplos de tensiones
Es interesante el análisis de los conflictos porque ello sirve no sólo para conocer algo de la psicología de sus protagonistas sino también de la situación y los problemas de la vida social.
Por ejemplo, el capellán Moody se quejó muy pronto de que la mesa usada para la comunión en los servicios de la iglesia era utilizada también para las sesiones del tribunal, simplemente porque todo se hacía en la misma sala.
En 1846 tuvo un problema público con el gobernador Moore acusándolo de dejar abandonados ios cadáveres de dos ahogados en la costa y luego por oponerse a que una joven de la familia Mackenzie fuera a vivir con un gaucho al campo.12
Incluso la escuela creada por Moody resultó fuente de dificultades cuando el maestro traído de Inglaterra fue acusado de afeminado y el colegio fue cerrado por ausencia de los alumnos.
Revisando las actas del Consejo Ejecutivo de aquellos años iniciales, se encuentran referencias a varios conflictos. Aunque se trata de cosas menudas y poco gratas, resultan ilustrativas. Esc cuerpo fue el primer órgano administrativo bajo el gobierno británico y estaba compuesto entonces por el gobernador y por dos o tres pobladores elegidos por él, uno de los cuales era el médico de la colonia. Debía oficiar de tribunal y su designación figuraba en las someras instrucciones dadas al primer gobernador.
Lo que ocurrió en marzo de 1852 presenta una doble faz. Por un lado, había una queja del personal militar por ser obligado a asistir a los servicios en la iglesia oficial y, por el otro, el capitán James Reid13 acusó al capellán por su sermón del día de los santos inocentes, cuando insinuó críticas bastante claras contra las autoridades, al decir que hasta la actualidad los gobernantes siguen cometiendo abusos. El hecho de tratarse de un funcionario de la corona hacía que todo eso fuera un problema de estado. La solemnidad con que están redactadas las actas casi resulta excesiva, dado lo reducido del lugar.
Primeramente, el gobernador Rennie expuso que el capitán Reid le había expresado que “algunos hombres se habían quejado por la forma en que el reverendo Mr. Moody se había dirigido a ellos en el servicio de la iglesia y diciendo que algunos objetaban el ser obligados a asistir en lo sucesivo a la iglesia los domingos”.
El primer testigo era el mayor Felton —aún hay personas de ese apellido allí— a quien se le preguntó si había estado esc día en el culto, a lo que asintió y aclaró que había 35 personas presentes “incluidos los niños”. A la pregunta de si Mr. Moody se había referido a las autoridades, dijo que sí, pero sin recordar los detalles, aunque sí que era legítimo desobedecerlas cuando sus órdenes eran contra la ley de Dios, pero no creía que se refería a alguien en particular. Sin embargo, más adelante acotó que el predicador tenía “una forma extraña de expresarse y hacer observaciones que nunca antes oí desde un púlpito”. Al reiterársele la pregunta sobre el sermón del caso, admitió que había oído que “somos llamados a oponernos a los gobernantes tiránicos que son iguales hoy a los de aquellos días”. Después, reconoció haber dicho que estaba dispuesto a hacerse católico antes que volver al culto allí.
El capitán Reid aclaró que en el destacamento 12 eran anglicanos, 12 católicos, 3 presbiterianos y 2 disidentes.
Después declaró un tal Robert Gillespie, a quien también le preguntaron si había ido a la iglesia y contestó que sí, pero objetándolo. Sobre el sermón, opinó que era general y no contra alguien en particular. También respondió que Moody nunca le había visitado como pastor.
El soldado Simpson fue llamado, pero “estaba demasiado ebrio como para contestar coherentemente cualquier pregunta”.
Otro soldado dijo también que había ido a la iglesia, agregando: “Pero soy presbiteriano”. Más adelante, reiteró que había sido obligado a ir contra su voluntad. También mencionó que Moody había dicho aquello de no obedecer a las autoridades en algunos casos.
Volvió a ser interrogado el capitán, quien explicó que el contrato de la tropa aclaraba que era su deber asistir los domingos a los servicios y que él había cumplido con ello, aunque creía que se debía dispensar de la obligación a los católicos.
Algunas preguntas y respuestas son casi risibles. Por ejemplo, a un soldado se le inquirió por qué no se vistió mejor y él contesté) que no tenía otra ropa. Muchos no se acordaban para nada del mensaje, aunque hubo quien recordó que Moody había mencionado “la marca de Caín” —supuestamente en las autoridades— y alguno dijo que había ido a la iglesia porque no tenía otra cosa que hacer.
En una segunda sesión, el gobernador puntualizó que las declaraciones debían ceñirse a los temas en cuestión. El capellán pidió que le permitieran interrogar a los declarantes y a un capitán Parke sobre la naturaleza de su sermón. Volvió a entrar el mayor Felton, quien se declaró bautista. No salió nada nuevo en aquella ocasión y el episodio terminó sin que el ministro lucra condenado.
Otro hecho similar se produjo porque el capellán no había ido a un funeral de alguien fallecido en Port Louis. Se trataba del hijo de John Whittington, quizá el más importante personaje de las islas, ya que fue el promotor de su colonización.
En 1847 el capellán fue invitado a formar parte del Consejo Legislativo “porque no había otro”. Este cuerpo debía ser formado por el gobernador y dos pobladores. También existía un Consejo Ejecutivo, compuesto por tres funcionarios, pero fue liberado de esto para que ocupara aquel puesto. Sin embargo, el gobernador, o sea su hermano, se opuso y el capellán protestó formalmente. Hubo un intercambio de diez cartas, que debieron ser ele tono subido porque no se las hizo constar en los registros. Más aún: el gobernador solicitó que se sacara al capellán del Consejo Ejecutivo “porque esas tarcas seculares no se pueden cumplir sin detrimento de los intereses espirituales a su cargo”. De todos modos, es claro que los hermanos Moody no se llevaban bien y que las cosas no mejoraron cuando hubo otro gobernador.
Más adelante, se produjeron otras situaciones con Charles Bull, por ejemplo cuando en 1862 el gobernador Mackenzie prohibió la lectura de la Biblia en la escuela, para no ofender a los no anglicanos, aunque ciertamente no había no cristianos, aunque sí muchos indiferentes. En 1871 la disposición fue revocada por el gobernador D’Arcy.
En 1861, Bull fue invitado a formar parte del Consejo Legislativo, aunque luego de que participara en algunos debates, como consta en las actas, se puso en duda si ese puesto era adecuado para un religioso, por ejemplo por su deber de confidencialidad en sus informaciones como tal. Eso derivó en acusaciones por ciertas cartas nada amables dirigidas al gobernador, quien señaló que el capellán debía “mantener el debido respeto por el gobierno y que se le debía reprender por su conducta y sus cartas descorteses (…) teniendo en consideración que Mr. Bull era el único clérigo en la colonia”. El acta dice textualmente:
El Consejo aprobó unánimemente el curso que había sugerido Su Excelencia y unánimemente tomó las siguientes resoluciones:
Se resuelve:
1º que el Revd. Mr. Bull, capellán colonial, sea reprendido por su conducto y por haber escrito cartas descorteses a Su Excelencia el gobernador y en este acto se le reprende de acuerdo a ello.
2º que el Revd. Mr. Bull sea exhortado a pedir amplias disculpas a Su Excelencia por escrito y en este momento se le requiere que haga tales disculpas.
3º que el Revd. Mr. Bull sea advertido de que su conducta ha sido incompatible con su puesto como funcionado del gobierno y que los intereses del servicio público requieren que esa conducta no pueda admitirse por ser tendiente a desprestigiar al Sr. Gobernador y por lo tanto se lo advierte de ella.
Fdo. L. MacKenzie, Gob. Sala del Consejo.
Islas Malvinas, enero 20 de 1864.
Curiosamente, Bull solicitó ser recibido por el consejo, pero la reacción de sus miembros el 14 de mayo de 1864 fue considerar que “había actuado muy erróneamente y en especial tratando de crear sentimientos de excitación y descontento, de lo que no se podía culpar a nadie sino a él mismo”. Después de una deliberación de cuatro horas el consejo tomó unánimemente la siguiente resolución:
Que el capellán colonial no tiene base para reclamar estar presente en el Consejo, sea para aportar nueva evidencia o para reexaminar a los testigos cuyas declaraciones ya le han sido enviadas y que unánimemente consideran que es muy indeseable que el capellán reclame ser admitido ya que hay objeciones insuperables al respecto.
Que después de madura deliberación, el Consejo considera que el Revd. Mr. Bull, capellán colonial, es culpable de todos los cargos que ha presentado contra él Su Excelencia el gobernador.
Que la conducta de Mr. Bull merece el castigo de la suspensión, pero el Consejo concuerda unánimemente con Su Excelencia el gobernador que sería impolítico cumplir con esa sentencia, dado que el Revd. Mr. Bull es el único clérigo en la colonia y que, sobre la base de su suspensión en sus deberes, se podrían causar inconvenientes; recomiendan a Su Excelencia que no aplique ese castigo, pero al mismo tiempo que se debe urgido de que, en opinión del consejo, es altamente conveniente que se haga saber sobre la conducta de Mr. Bull al Secretario de Estado para las Colonias de Su Majestad lo que obvia la posibilidad de que se repita.
Que habiendo reprendido antes a Mr. Bull por una conducta similar y habiendo él tratado despectivamente esa reprensión, el consejo siente que sería inútil recomendar a Su Excelencia el gobernador que lo reprenda otra vez y sobre esa base piensan que el único camino posible a Su Excelencia es dejar que el caso sea tratado por el Secretario de Estado de Su Majestad.
Que hasta que las decisiones del Secretario de Su Majestad sean conocidas, este consejo considera que el capellán colonial sea advertido que, de repetirse una conducta similar, el Consejo cree que será su deber por los intereses del servicio público recomendar a Su Excelencia el gobernador que lo suspenda de inmediato.14
Tampoco sabemos cuál fue el curso posterior de estos hechos. Otra cuestión se refería a los asientos reservados o no para quienes formaban parte del gobierno de la iglesia. Si bien Bull continuó allí hasta 1877, es evidente que en ese tiempo los capellanes no gozaban de mucho prestigio en la localidad. Aclaremos que, según un censo, en 1842 había 112 pobladores, mientras que en 1864 llegaban a unos 400.
Una iglesia presbiteriana
En 1851, se formó en Londres la Falkland Islands Company, que habría de ser la principal entidad económica de las islas hasta ahora. En la actualidad, ha cambiado su monopolio de la industria lanera por una serie de intereses comerciales. Fue una derivación de las actividades de Samuel F. Lafone, desde Montevideo, que no dieron el resultado esperado. Lafone había emigrado desde Buenos Aires luego de los problemas que debió soportar por su casamiento con una joven católica. No estuvo en las Malvinas, sino que actuó por medio de representantes. Era activo protestante, por ejemplo donando el dinero para el templo anglicano en Montevideo.15
La Compañía se extendió más allá de la capital y su principal establecimiento estuvo en el lugar llamado Darwin, al sudoeste de la población. Allí se ubicó un numeroso grupo de “gauchos” del Uruguay y el río Negro, así como de escoceses, que eran miembros de la Iglesia Presbiteriana en su país y que quisieron tener un lugar de culto. Se calculaba que un tercio de la población era presbiteriano. Un informe del gerente de la Compañía al secretario colonial el .30 de mayo de 1903, cuenta así la historia:
Hace algunos años, se decidió procurar un ministro presbiteriano desde Escocia y al mismo tiempo esta Compañía hizo arreglos para tener un maestro de escuela propio. El ministro llegó a principios de 1872 y el maestro afines de año. Por algún tiempo, los servicios fueron realizados en la casa de cocina, pero cuando se decidió tener la escuela, se resolvió que si garantizábamos el pago del ministro y proveíamos el maestro, debía proveerse un edificio más adecuado que el de la cocina, haciendo una suscripción para ambos propósitos. Se recogió una suma importante y el edificio fue enviado, sin cobro de flete, por la Compañía, que también adelantó el costo de su erección; el costo del material (sin el flete) y el gasto de erección llegaron en conjunto a 245 libras. Los aportes al fondo cesaron luego de algunos años y, como el total era sólo ele 185 libras, quedó una deuda de 80 libras, que eventualmente perdonó el directorio.
Con el correr del tiempo, se comprobó que el lugar era demasiado grande y se colocó una división, cuyo costo fue pagado por la Compañía. Más tarde, al agrietarse el techo, la Compañía lo renovó. Cada vez que se pintaba el establecimiento de Darwin, hemos incluido el templo a nuestro costo. De hecho, todas las mejoras o trabajos fueron hechos por nuestra cuenta.16
Una nota del 13 de noviembre de 1896 de T. E. Cobb, administrador de la Compañía, al gobernador Alex Robertson explicaba algunos detalles más;
Cuando la Iglesia Libre [de Escociaa] envió al Rev. A. Yeoman en 1872, se hizo una suscripción entre nuestra gente y otros para proveer fondos para la erección de un edificio en Darwin que fuera usado para realizar servicios religiosos y también como escuela en los días de semana, con un maestro que había sido prometido por la Compañía, para ser mantenido a nuestro costo. Dio había edificio disponible en ese tiempo para esos fines y el servicio de Mr. Yeoman fue conducido al principio en la casa general de cocina, ocupada por los hombres solteros. El maestro de escuela fue enviado en 1875 y desde esa fecha se ha mantenido la escuela. Al parecer, el edificio costó alrededor de 200 libras, para el cual la suscripción alcanzó a unas 100, hasta donde puedo ver, aunque no tengo el detalle a la vista. La Compañía prestó un lote de tierra suficiente para ese propósito, pero los directores no concedieron entonces alguna de sus propiedades; el costo de edificación también fue sobrellevado por nosotros. Algunos años después, se puso una división entre la parte de la iglesia y la de la escuela, también a nuestro cargo, y creo que también techamos el edificio.
El resto de la nota pone el énfasis en esos gastos, así como señalando la perdida de interés por el personal.17
En 1857 se construyó una casa para el pastor y visitantes.
De hecho, en 1878, el gobernador George A. D’Arcy recibió tina nota pidiendo ayuda para cubrir la diferencia de los gastos, ya que —según la misma— la suscripción había llegado a 150 libras.
Yeoman estuvo hasta 188.3 y fue sucedido por G. H. Phillips hasta 1892. No tenemos noticias sobre su ministerio, salvo que viajó extensamente haciendo bautismos, en un total de 120, lo que exigía sacrificados viajes a caballo y en bote. Es probable que no haya habido quien le continuara, por los movimientos de población. Sí nos consta que un intercambio de notas da cuenta de que fue necesario retirar el campanario de la capilla porque su peso producía goteras en la parte dedicada a escuela.
La salida de Phillips coincidió con una medida del gobernador, aunque presumiblemente no haya habido relación entre ambas cosas. Por ella, se retiraba el subsidio oficial a esa iglesia, para darlo a un capellán anglicano ayudante “para trabajo en el campo”. Éste fue Edwin C.’. Aspinall, médico que había sido superintendente de la Misión en Ushuaia.
Una nota del secretario colonial aclaraba el 3 de junio de 1903 que “Su Excelencia [el gobernador] ve bien la expresión de que ninguna denominación reclamará ningún privilegio exclusivo [sobre el templo] y que el edificio estará disponible para todos”, especialmente para casamientos, para lo cual el año anterior se había concedido la licencia obligatoria. Eso era bien recibido, ya que no obligaba a que fuera necesario que los contrayentes se trasladaran hasta la capital.
Algo después de 1920, el establecimiento se trasladó desde Darwin a Goose Green, un lugar cercano, y el templo fue llevado allá. Se le hicieron algunas mejoras y comenzó a ser usado como centro de actividades sociales. En 1966 fue la sede de un club recién formado, habiendo dejado de utilizarse con fines religiosos.18
Agreguemos que la última referencia a ese edificio, ya sin carácter espiritual alguno, resulta incómoda para los argentinos, pues allí fueron mantenidos más de 100 pobladores del lugar durante todo el conflicto de 1982, siendo éste el más serio incidente negativo de esos días.
La iglesia independiente
En la misma época en que se creó la iglesia mencionada, surgió otra en la capital. En 1873 y 1874 estuvo de visita allí J. L. Ewen que entonces era misionero de la Unión Evangélica y que luego sería una figura trascendental de las asambleas de los hermanos libres. Alejandro Clifford, que lo conoció personalmente, dice de él que “era un inglesito alto, flaco, demasiado flaco y también quizá demasiado solemne para su edad”.19 Pero lo admiraba, reconociendo su profunda piedad. Recorrió todo nuestro país y no hay constancia de por qué fue a las Malvinas, que entonces estaban muy aisladas.
Allí conoció a un ex marino llamado George Natt, radicado desde 1872. Era un creyente fervoroso, pero por su condición de bautista no se había identificado con la Iglesia Anglicana. Comenzaron a reunirse con algunos vecinos en la cocina de su casa y luego en el salón de la escuela Por sugerencia de Ewen, Natt escribió al pastor D. Honour, que era un colaborador del célebre predicador inglés Carlos Spurgeon. Este se interesó en el tema, así como lo hiciera con los comienzos bautistas en Chile. Había fundado su famosa Escuela de Predicadores y de entre sus alumnos eligió al joven soltero George H. Harris, quien viajó a las Malvinas a fines de 1887. Como no tenía buena salud, Spurgeon escribió recomendando que lo cuidaran, pero confiaba en que sería capaz de fundar una iglesia local, ya que había cierto número de “disidentes” y él estaba “lleno de Cristo”. Las ofrendas oscilaban entre media corona y cinco libras; hubo un total de 90 personas que contribuyeron. Los arreglos para conseguir un traslado más barato resultaron en un notorio atraso. Entre otras cosas, Harris se casó poco antes de retirarse con la joven Hannah M. Brummel, de una familia local, en un servicio para el cual viajó Phillips desde Darwin.
A mediados de 1890, se reunió un guipo de personas que se constituyeron en iglesia. Crearon un Fondo pro Edificación de Capilla Bautista, al que contribuyeron muchos pobladores, incluso el deán Brandon. Lo interesante es que, en realidad, Spurgeon envió la capilla desarmada a Stanley, donde se la rearmó en el mismo lugar donde está hoy, con pocas modificaciones (por ejemplo, perdiendo la torre). Como la iglesia que Spurgeon pastoreaba se llama “del Tabernáculo”, así se denominó la de las Malvinas, hasta la actualidad.
Un servicio de comunión fue donado por el pastor D. Honour, desde Inglaterra, en 1892.
Harris fue seguido en enero de 1891 por C. E. Lawson Good, quien contó con cartas de recomendación. Por ejemplo, Spurgeon le dio una nota que decía:
Tabernáculo Metropolitano
Newington, septiembre 10. 1890
Al gobernador de las Islas Malvinas.
Honorable señor:
Tengo el honor de. recomendarle a Mr. Lawson Good (Rev. C. E. L. Good) que está saliendo de aquí hacia su colonia. Se hará cargo de la Congregación Bautista que se reúne en Port Stanley. Ha sido preparado en una universidad y va con todas las credenciales necesarias para su ministerio.
Concédale todos los derechos de un ministro acreditado.
Como obediente servidor de Su Excelencia,
C. H. Spurgeon.20
Lawson Good se ganó rápidamente el respeto de la colectividad. Un artículo suyo, escrito poco antes de morir, contaba lo siguiente:
La Iglesia Bautista de Port Stanley aún está en su infancia. Antes no había establecido un cuerpo disidente allí y el trabajo pionero fue doble mente difícil. La gente tenía que ser enseñada a ofrendar, habiendo estado acostumbrada a la Iglesia Anglicana, pero la enseñanza del ritual eclesiástico, etc., debía ser contrastada por medio de una amable y persistente enseñanza de las verdades fundamentales del evangelio.
En 1888, Mr. G. EL Harris fue enviado por el presidente [de la Escuela de Predicadores] a Stanley, en respuesta a un ofrecimiento de Mr. G. Natt, un colono que, durante un año, atendería como su. huésped a cualquier misionero que pudiera enviar Mr. Spurgeon, abriendo así el camino.
Por unos pocos meses, Mr. Harris predicó en una pieza que se colmaba en cada servicio y hubo mucha bendición para muchos por medio de la Palabra.
Luego fue levantado un edificio mayor y adecuado con un púlpito, asientos y armonio, cuyo costo fue cubierto por la congregación.
A fines de año, cuando Mr. Harris calculaba que iba a regresar a su país, se organizó una reunión para considerar las posibilidades y lo aconsejable de pedirle que se quedara, siendo los medios el principal obstáculo.
El resultado fue que Mr. Harris consintió en quedarse un año como pastor de la Iglesia Bautista, a pedido de unos veinte amigos, que se anotaron como suscriptores. Quedó por un año y unos meses; entonces, habiéndose casado, volvió a su país en ¡890. Antes de partir, acordó, en conjunto con la congregación y amigos, la compra y erección del actual Tabernáculo. El edificio debía costar 300 libras, que fueron prestadas por un amigo local, don M. Dean21 con el interés habitual. El terreno fue comprado por Mr. G. Natt a un costo de 40 libras y dado generosamente. El resto debía ser ofrendado y fue suscripto por amigos de la colonia y colaboradores de Inglaterra.
Antes que Mr. Harris se fuera, había llegado el material, se colocaron las bases para el edificio y todo su traslado fue hecho gratuitamente por amigos, de modo que el edificio estaba listo para su erección.
En el intervalo entre su salida y la llegada del nuevo pastor, H. S. Landon, el cónsul nortcamcnca.no se ocupó gentilmente de “leer” los servicios, lo que hizo, manteniendo así la asistencia y las ofrendas en su nivel anterior.
En septiembre de 1890, este autor, Lawson Good, del Colegio de Pastores, fue enviado por el presidente [Spurgeon] a hacerse cargo de la obra. Llegó en octubre y de inmediato comenzó sus tareas pastorales.
No fue sino hasta el verano, cuando el clima era más adecuado y podía conseguirse mano de obra, que se pudo comenzar a edificar, pero en marzo de 1891 estuvo lo suficientemente acabado como para realizar los servicios en la parte de la iglesia, quedando el resto incompleto por falta de material y fondos.
El servicio de abertura se realizó el domingo de pascua y el lunes cuando hubo sermones especiales y se sirvió) la primera “reunión de té” que se realizara en las islas [NB. Asistieron, muchas autoridades y los pastores anglicanos Brandon y Aspinall, ex misionero]. Desde entonces el trabajo ha crecido quieta y firmemente; la congregación ha aumentado mucho y asisten muchos que antes no asistían a ninguna iglesia. Las ofrendas se han duplicado y las suscripciones para el ministerio libre también han mejorado.
Continúa mencionando a la comisión de edificación, al secretario (James Smith) y al tesorero (George Short), así como agradece el apoyo del gobernador Sir Roger Goldsworthy y su esposa, lo que fue de gran aliento porque, dice, “somos jóvenes y pobres”. Inauguraron la feria para reunir fondos y contribuyeron con cinco libras, ocupándose también de la nivelación del terreno De la reunión de té se obtuvieron 20 libras y otras 70 del bazar, todo lo cual se dedicó al edificio. También dice que están “progresando espiritualmente”, que muchos “han visto la luz”, que varios esperan su bautismo y que la escuela dominical está “en excelente condición”. Sin entrar en detalles, reconoce que ha habido “retrocesos y obstáculos”, pero no podemos saber a qué se refiere. Termina diciendo: “Tomamos todo lo que ha ocurrido antes como un desafío del Señor de que hay mayores bendiciones esperando para la pequeña iglesia en las Malvinas”.22
En el periódico que publicaba Brandon, hay una nota al respecto, que se detiene en el té, que incluyó “tortas, sándwiches de jamón, etc., a los que se hizo justicia”. Menciona varios oradores después de esos momentos sociales; también hubo una rendición de cuentas. El edificio costó unas 700 libras y “por lo adecuado de su aspecto es todo un ornamento a la parte del establecimiento donde se levanta”.23
El artículo mencionado antes fue publicado a continuación de la nota que informaba del fallecimiento de Lawson Good, quien murió repentinamente, el 1 3 de marzo de 1893 lo que provocó una gran conmoción. La inauguración de la catedral anglicana, programada para las tres de la tarde del día de su sepelio fue adelantada a las 11.00 para permitir la asistencia de todos a ambos actos.
Le sucedió Ernest C. Murphy quien fue reconocido en su función por el gobierno, otorgándole la licencia para efectuar matrimonios. Para ello había un documento impreso que decía que era “según los ritos y ceremonias”. Murphy tachó la mención a la Iglesia Anglicana y agregó a mano “de la Iglesia Bautista de Stanley” estableció una escuela en 1893, que comenzó con 13 alumnos y llegó a 47 al año siguiente. Explicaba que sus razones fueron, primero, que la oficial no tenía lugar suficiente y, segundo, que en ella se ensenaban “las doctrinas del catecismo de la Iglesia de Inglaterra”. Con motivo de un censo ordenado por la Oficina Colonial de Londres, Murphy mandó una muy enérgica protesta por los datos enviados por Brandon, señalando que éste había incluido indebidamente a 265 personas que eran miembros del Tabernáculo, lo que éstas corroboraban con sus firmas. El elevado número es llamativo.
Herbert H. Hill fue el último pastor bautista allí. Llegó en abril de 1896, pero no es clara la fecha de su salida, aunque sí que estuvo algunos años.
Después los cambios en la población hicieron que se produjeran también variaciones en la orientación teológica de la congregación, que fue atendida un tiempo por el merodista R. Johnson, sin que tengamos datos sobre él. Después, a causa de la guerra, dejó de haber pastores desde 1914, pero un laico bautista, llamado Benjamín Browning, atendió los cultos hasta 1908. Años después, lo hizo su nieto Rex Browning, el primer isleño que ocupó un cargo importante, el de secretario de gobierno, segundo luego del gobernador.24
Se produjo una interrupción por causa de la guerra, pero no faltaron las consabidas polémicas con la iglesia oficial. En un tiempo, las damas tomaron la dirección, organizando “Gratas Tardes de Domingo”, para cantar, leer la Biblia y orar. Una de ellas fue Maud Watson. Después de un tiempo sin quién dirigiera la congregación, desde 1934 lo hizo el presbiteriano Forrest McWhan, uno de los proceres de la vida religiosa isleña, cuyo ministerio de 30 años dejó profundas huellas, lo que sale del marco cronológico de este trabajo. En cuanto a George Natt falleció en 1898.
A modo de resumen
Para ello, puede ser útil una nota del capellán anglicano J. H. Lory al gobernador, quizá en respuesta a un pedido de informes. Tiene fecha del 28 de septiembre de 1874 y dice:
Señor:
Tengo el honor de trasmitirle las siguientes estadísticas relativas a la población de estas islas. La población de Stanley en el presente consiste en 267 adultos y 242 niños, un total de 509. De éstos, 360 pertenecen a la Iglesia de Inglaterra, 93 son católicos romanos, 40 presbiterianos y 16 pertenecen a otras denominaciones.
Fuera de Stanley, en la isla Malvina Oriental, hay 159 adultos y 125 niños, con un total de 284- De éstos, 77 pertenecen a la Iglesia de Inglaterra, 26 son católicos romanos, 17 son presbiterianos y 7 de otras denominaciones.
El total de la población de la Malvina Oriental [o sea sumando el pueblo y el campo] es como sigue: 437 de la Iglesia de Inglaterra, 119 católicos romanos, 214 presbiterianos y 23 de otras denominaciones, con un total de 795, de los que 426 son adultos y 367 niños. En la Malvina Occidental y otras islas, hay 113 adultos y 65 niños, 178 en total. De éstos 111 pertenecen a la Iglesia de Inglaterra, 8 son católicos romanos, 3 son presbiterianos y 7 pertenecen a otra denominación.
Además de éstos, hay 21 hombres trabajando en las [islas] Jason, de diferentes denominaciones (tanto paganos como religiosos) de quienes no he obtenido datos.
El total de la población conocida de las Malvinas es como sigue: 548 de la Iglesia de Inglaterra, 127 católicos romanos, 245 presbiterianos, 30 de otras denominaciones, 21 de religión desconocida. 971. De estos 971, 539 son adultos y 432 niños.
Además hay 50 que no tienen religión conocida. Por lo tanto, puedo decir que la población actual de las Malvinas es de 1021. Mando estos datos a Su Excelencia a partir de mi libro de visitas. Su más obediente servidor,
Quizá convenga recordar que una buena parte de los colonos eran de origen escocés y presbiteriano. También había un buen grupo de “gauchos” (que a veces se mencionaban como “guachos” en los censos), lo que puede explicar el buen número de católicos. Nominalmente, éstos son hoy alrededor del 10% de la población.
También pueden interesar algunos datos sobre la actualidad. La Iglesia Anglicana es nominalmente la de un alto porcentaje. A los servicios de la catedral asisten un piomedio de 55 personas. En el Tabernáculo, concurren entre 20 y 30, habiendo variado mucho a lo largo de los años. La Iglesia Católica, con un simple y atractivo templo, recibe en sus misas unas 40 o 50 personas. En la base militar, a 50 km del pueblo, se encuentra la capilla de Sr. Cuthberts, que es atendida alternativamente, por un ministro anglicano o independiente, así como hay oficiales del Ejército de Salvación. Hay un notorio espíritu de tolerancia y respeto entre todas las iglesias. También hay un pequeño grupo de testigos de Jehová, que tienen un Salón del Reino, otro de baha´is26 y algunos mormones aislados.
Nota del autor
Este trabajo ha sido grandemente facilitado por la cooperación de la directora del archivo malvinero, Srta. Jane Cameron.
- Para estos puntos, ver Amolelo Canclini, Malvinas; Su historia en historias. Planeta, Buenos Aires, 2000. Passim
- Falkland Islands Journal, Port Stanley, 1967, p. 16.
- Original en los Falkland Islands Archives, en adelante FIA. El autor agradece profundamente la ayuda de la Srta. Jane Cameron, su eficiente directora.
- Alistair McHaffe, Chriut Church Cathedral in the Falkland Islands, International Church Service, London, 2001, p. 2.
- Gran parte de la información sobre Moody y su sucesor está tomada del Dictionary of Falkland Biography, aún inédito, por gentileza del ex gobernador David Tatham, su compilador, autor de los artículos sobre ambos.
- Existen numerosos documentos al respecto en los FIA.
- A. McHaffe, id. ib.
- Algunos de estos datos son tomados del artículo de Peter Millam en el Dictionary of Falkland Biography.
- Cf. Emma Jane McAdam, Tin Phenomenon of I9lh Century British Missionary Efforts to South America with Reference to the Falkland Island Mission Station. Dissertation submitted in pan fulfillment for the degree of Master of Arts (Hons) in modern History, University of Dundee, March 1999. Esta actitud también se puede ver claramente en el juicio contra el indio Jemmy Button, acusado de liderar la masacre de 1859, cuyas actas están en los FIA y en el Public Records Office en Londres. No siendo muy conocido el hecho, vale la pena consignar que muchos años después Parker Snow fue a la asamblea de la Sociedad a expresar su arrepentimiento.
- Sobre W. H. Stirling, ver Amoldo Canclini, Waite H. Stirling, “Centinela de Dios” en Ushuaia, Marymar, 1969.
- Estos datos de la relación de Bull con la Misión, aparecen en la revista de esta, donde no se consignan los aspectos negativos que liemos mencionado.
- En el Dictionary of Falkland Biography, inédito, por gentileza de su compilador, el ex gobernador David Tatham.
- El capitán Reid era el jefe de un grupo de 30 pensionen (militares retirados), con quienes e intentó un primer poblamiento después de la ocupación británica. El intento fracasó pues sólo quedaron allí 7 de ellos, de alguno de los cuales hay descendencia hoy. Muchos de ellos tenían familia, a veces numerosa. El propio Reíd estaba con su esposa y 8 hijos.
- Falklands Islands Archives, Executive Council Minute Book, Vol. 1.
- Sobre Samuel F. Lafone, v. Amoldo Canclini.“Samuel F. Lafonc. Apuntes para su biografía”. Investigaciones y Ensayos, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1999.
- Copia en los FIA.
- ídem.
- De una nota de Miss Jane Cameron, directora del archivo.
- A.C.T., Bajo la Cruz del Sur, El Amanecer, Córdoba. 1954.
- En los FIA, donde también hay una nota de George Harris presentando a su sucesor al gobernador.
- John Machinan Dean, que llegó a las islas en 1840, fue el primero en forjar una fortuna allí, con la cual apoyaba mucho a la misión anglicana y, como se ve, a toda empresa cristiana.
- Existe en el archivo de las Malvinas una fotocopia de este artículo, que incluye una foto, pero no se conoce dónde fue publicado.
- Falkland Islands Maguóme, abril de 1891.
- Los datos de estos últimos ministros fueron recogidos por el autor en la documentación del Tabernáculo.
- FIA, Documentos Oficiales, volumen I, p. 431.
- Habiendo fallecido recientemente su líder, no sabemos si sus limitadas actividades continúan en la actualidad.